Este experimento forma parte del concurso de jardinería Villes et Champs que se celebra en Ginebra cada año. En este festival se eligen 13 localizaciones para que los concursantes las conviertan en nuevos jardines. Al estudio de diseño The Cloud Collective le tocó un viaducto sobre una autopista.
La solución por la que optaron fue muy original. Colocaron un biorreactor compuesto por tubos transparentes llenos de agua dulce con algas en su interior. Las algas solo necesitan energía del sol y CO2 para crecer. El CO2 lo obtienen de los coches que pasan por debajo del puente, contribuyendo a reducir la contaminación ambiental que producen. Aprovechan el CO2 que expulsan los vehículos para producir biomasa, energía al fin y al cabo.
La energía solar producida a través de placas solares alimenta los motores y filtros necesarios para mantener el sistema de tubos limpio y en perfecto funcionando.
Las algas que se utilizan en el experimento se pueden usar para generar combustible a partir de biomasa, para hacer cosméticos y hasta medicinas. Sus usos con el paso de los años se han multiplicado.
El reciclaje de Co2 no es imposible, hay muchos usos para él aunque no lo creas.
Los vehículos de combustión son uno de los actores contaminantes mas influyentes y por tanto, uno de los grandes responsables del cambio climático. Experimentos como este no tendrían sentido si los coches eléctricos fueran ya mayoría en nuestras carreteras y su energía fuera obtenida de cualquier fuente de energía renovable. Los coches eficientes son parte fundamental del cambio.