Actualizado: 02/02/2021
En los Juegos Olímpicos de Londres, además de nuevas construcciones y estadios, los visitantes podrían tener que acostumbrase a los nuevos ascensores que el arquitecto Matthew Lloyd ha diseñado para salvar los desniveles de la ciudad. Estos días se está celebrando, precisamente, el London Festival of Architecture, el lugar donde se ha presentado el primer ascensor del mundo con cero emisiones de carbono.
Se trata de un artilugio inteligente que utiliza el agua y la energía solar para elevar las sillas de ruedas y sus ocupantes, también acompañantes, para que puedan salvar un desnivel de escaleras que existe en la plaza de la Columna del Duque de York, junto al Instituto de Arte Contemporáneo, un monumento de casi 40 m que es visita obligada por los turistas que acuden a Londres.
La estructura del elevador está fabricada en acero y metacrilato y el conjunto pesa cerca de 3 toneladas, por lo que hubo que pedir permiso al Royal Engineers Corps para instalar el dispositivo, al tratarse de una escalinata monumental protegida.
Aún con los problemas que le ponía la municipalidad, Matthew Lloyd se buscó las formas para convencer a los ingenieros reales y lograr que todo el mundo pudiera admirar el que posiblemente sea el concepto que pueda guiar al ascensor ecológico del futuro.
Aunque sólo sea durante las cuatro semanas que dura el festival (luego se le buscará una ubicación definitiva).
El ascensor funciona gracias a dos paneles solares en su parte superior, que son los que dotan de energía a un motor que controla una serie de peceras llenas de agua con función de contrapesos, para contrarrestar el empuje gravitatorio de la cabina de pasajeros y salvar las diferentes cotas de una escalera.
Los tanques de agua se llenan, cuando llegan arriba de su recorrido, con un sorprendente efecto cascada (mejor chorro de grifo) que se puede visualizar desde el interior o el exterior, pues todas las entrañas mecánicas se ven al descubierto a través del metacrilato.
El propio Lloyd describe este diseño como “verdaderamente sostenible”, ya que el uso de energías renovables no sólo aborda la necesidad de desvincularse de los combustibles fósiles; también permite que el ascensor pueda utilizarse en sitios sin acceso a la red eléctrica.
Y gracias a la buena voluntad y el entusiasmo de algunos especialistas en ascensores y a los proveedores de las placas solares, el ascensor ecológico sólo cuesta cuesta alrededor de 12.000 € en costes de producción, un precio muy ajustado que encantará a todo presidente de comunidad o concejal de urbanismo.
Precisamente fue el Festival de Arquitectura londinense el que donó los dos millones de las antiguas pesetas para materializar el proyecto, el cual fue inspirado, según afirma Matthew Lloyd, por las experiencias de su padre cuando la enfermedad le confinó en una silla de ruedas.
La primera vez que fue a pasar por el monumento se encontró con que no recordaba las insalvables escaleras, al igual que otros muchos turistas que había por allí, lo que le obligó a dar un rodeo de cientos de metros a través de Trafalgar Square para atravesar el obstáculo. En cuanto llegó a su casa, llamó a su hijo y le dijo aquello de “tienes que diseñar algo que salve esas dichosas escaleras”.
Dicho y hecho. Y de una forma tan brillante que puede sentar cátedra en el mundo de los ascensores y elevadores.