Actualizado: 14/07/2021
Más renovables, menos nuclear: Bruselas se dispone a abandonar la energía nuclear. El pacto energético aprobado por el Gobierno belga prevé la eliminación de la energía nuclear. La inversión se centrará en las energías renovables.
Bélgica firma el abandono de la energía nuclear. En un acuerdo aprobado el viernes 30 de marzo, el gobierno marcó el camino para salir de la energía atómica: el país cerrará sus siete reactores para 2025. La eliminación gradual de la energía nuclear es, de hecho, uno de los capítulos del nuevo pacto nacional de energía acordado por los partidos del gobierno.
En realidad, el plan belga recoge una medida que el país ha estado debatiendo durante 14 años y no ha sido capaz de ponerla en práctica. También porque la nación ahora obtiene alrededor del 50 % de su electricidad de la fisión, ocupando el cuarto lugar en el ranking europeo de estados con la mayor proporción de energía nuclear, después de Francia, Eslovaquia y Ucrania. Así que el abandono de la energía nuclear no será fácil, dado el retraso de Bélgica en el cumplimiento de los objetivos en materia de energías renovables (sólo el 8,7% de sus necesidades energéticas proceden de las renovables) y los grifos de gas holandeses que se están cerrando.
Pero el gobierno parece estar firmemente comprometido de tomar cartas en este asunto, especialmente después de la controversia que ha surgido en años anteriores debido a problemas de seguridad y a la avanzada edad de los reactores. La ola de miedo creada tras el accidente de Fukushima ha llevado a Europa a poner en tela de juicio sus propias instalaciones. En 2012, tras una serie de inspecciones, la autoridad belga de seguridad nuclear (FANC, Agencia Federal de Control Nuclear) identificó problemas técnicos (grietas en el sistema de reactor presurizado) tanto en la central nuclear de Doel, cerca de los Países Bajos, como en la central nuclear de Thiange, en la frontera con Luxemburgo y Alemania. Las plantas, que ya tienen 40 años, fueron cerradas, inspeccionadas y reactivadas rápidamente en 2015, pero su actividad se amplió hasta 2025.
Esta ampliación ha provocado la protesta de los ecologistas, sobre todo por la edad de jubilación de las centrales eléctricas. «Según la Loi sur la sortie du nucléaire (ley de 2003), los reactores Tihange 1, Doel 1 y Doel 2 debían cerrarse definitivamente en 2015«, explica Greenpeace Bélgica, subrayando que tanto el gobierno de Di Rupo como el de Michel han prolongado la vida útil de los reactores temiendo que se comprometiera la seguridad del suministro. Se advirtió que estos reactores obsoletos permanecerían apagados con mayor frecuencia y, sobre todo, durante períodos más prolongados, lo que pondría en peligro el suministro de energía.
Y ciertamente no tranquiliza el nuevo plan de seguridad nuclear aprobado en los últimos días por el Ministro del Interior Jan Jambon: las farmacias belgas distribuirán tabletas de yodo gratuitas a quienes las soliciten (ya suministradas a quienes viven en zonas de riesgo) con el objetivo de limitar el riesgo de desarrollar cáncer de tiroides en caso de accidente nuclear.
Además del abandono de la energía nuclear, el nuevo pacto energético belga también define un aumento de la inversión en renovables, especialmente en energía eólica marina.
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