Actualizado: 05/07/2024
El dispositivo podría ayudar a los científicos a explorar regiones desconocidas del océano, rastrear la contaminación o vigilar los efectos del cambio climático.
Aunque las cámaras situadas en el fondo del mar son estupendas para tareas como el seguimiento de la fauna y la flora, alimentarlas y recuperar sus fotos puede resultar complicado. Ahí es donde entra en juego una nueva cámara diseñada por el MIT, ya que no necesita batería y, además, transmite sus fotos de forma inalámbrica a través del agua.
En lugar de una batería o un cable de alimentación realmente largo, la cámara incorpora una serie de transductores situados alrededor de su exterior.
Cuando las ondas sonoras procedentes de fuentes como animales o embarcaciones llegan a uno de los transductores, la presión ejercida por esas ondas hace que vibren materiales especiales dentro del transductor. Como esos materiales son piezoeléctricos, producen una corriente eléctrica en respuesta a la acción vibratoria. Una vez que se ha producido suficiente energía de esta manera y se ha almacenado en un supercondensador, se utiliza para tomar una foto.
Para que los requisitos de energía para esa tarea sean lo más bajos posible, se utilizan sensores de imagen de muy bajo consumo. Pero, por desgracia, estos sensores sólo capturan imágenes en escala de grises.
Para evitar esta limitación, cada foto se compone de tres exposiciones distintas: una con LEDs rojos, otra con LEDs verdes y otra con LEDs azules. Aunque cada exposición parece ser en blanco y negro, muestra cómo el sujeto refleja la luz en la longitud de onda del color rojo, verde o azul. Como resultado, cuando las tres imágenes se analizan y combinan posteriormente, son capaces de formar una foto compuesta en color.
Para recibir de forma inalámbrica esa foto digital, codificada de forma binaria en forma de 1 y 0, un transceptor situado en la superficie transmite rápidas señales de ondas sonoras a través del agua hasta la cámara. Un módulo de la cámara responde reflejando la señal de vuelta al transceptor (indicando un 1) o absorbiendo la señal (indicando un 0). Por lo tanto, si se hace un seguimiento de las señales que se reflejan de vuelta al transceptor y de las que no, es posible que un ordenador de la superficie registre un patrón de 1 y 0 que represente la foto.
Hasta ahora, la tecnología tiene un alcance máximo bajo el agua de 40 m, y se ha utilizado con éxito para tareas como documentar el crecimiento de una planta submarina a lo largo de una semana. El equipo del MIT espera ahora aumentar tanto el alcance como la memoria de la cámara, hasta el punto de poder transmitir imágenes en tiempo real e incluso grabar vídeo en movimiento.
Vía mit.edu
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