Actualizado: 14/07/2021
Los fabricantes de vehículos eléctricos de China también serán responsables del reciclaje de las baterías desechadas. El reciclaje de baterías de litio es de gran importancia para el gobierno en China.
China lidera el mercado mundial de la electromovilidad: en los últimos 5 años el boom de los vehículos eléctricos, apoyado por un programa de generosos incentivos públicos, ha hecho de la República Popular una reina indiscutible del sector. Y en vista de un mayor crecimiento para los próximos años, el gobierno trata de avanzar en un campo fundamental, el reciclaje de baterías. El Ministro de Industria ha anunciado recientemente nuevas normas «provisionales» para el sector: los fabricantes de vehículos eléctricos también serán responsables de la creación de instalaciones para la recogida, el tratamiento y el reciclado de las baterías gastadas.
Las normas exigen que los fabricantes de automóviles establezcan canales de recuperación y puntos de servicio en los que los antiguos sistemas de almacenamiento puedan recogerse, almacenarse y transferirse a recicladores especializados.
Con el fin de ahorrar el máximo de dinero posible, las normas también abren las puertas a una red de servicios de mantenimiento que permiten a los ciudadanos reparar o intercambiar las baterías viejas de una manera conveniente. Por este motivo, la industria tendrá que centrarse principalmente en productos estandarizados, favoreciendo diseños que faciliten el desmontaje y el reciclado. Y junto con los minoristas, tendrán que poner en marcha un sistema de trazabilidad que permita identificar rápidamente a los propietarios de las baterías desechadas.
Los primeros programas piloto se iniciarán en la región metropolitana de Jingjinji (que incluye a Beijing, Hebei y Tianjin, así como en sus principales rivales económicos -el delta del río Pearl en el sur de China y el delta del río Yangtze en el este- y la China central).
La medida se está promoviendo como medio para proteger el medio ambiente y luchar contra la contaminación, pero no es difícil ver hasta qué punto el factor económico influye en el proyecto. La nación comenzó a apostar por los coches eléctricos en 2009. Además del creciente número de vehículos «enchufables», las baterías de litio también han aumentado de forma exponencial, por lo que la demanda de materias primas como el litio, el cobalto, el grafito y los residuos producidos por la cadena de suministro todavía no se ha optimizado en términos de tecnología de recuperación.
Uno de los temas más críticos es el cobalto, que representa hasta un 40% del coste de las baterías: en 2017 el precio subió un 70% en la Bolsa de Metales de Londres, valor ya afectado por los aumentos de 2016. La frágil cadena de suministro de este mineral sugiere un futuro aún más complejo. El Congo está suministrando actualmente más del 60% del cobalto usado en el mundo, pero su permanente inestabilidad es un grave problema. Y mientras que el gobierno congoleño aprueba mayores regalías en concesiones, la minera nacional anuncia que está dispuesta a renegociar sus contratos con socios extranjeros, lo que lleva a unos incrementos de precios.
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