Actualizado: 05/07/2024
El pasado mes de marzo se alcanzó el máximo histórico de generación mensual de energía renovable. El viento impulsó el mix energético español hasta lograr que las fuentes renovables aportaran más del 60% de la producción de energía eléctrica.
La energía eólica fue la que lideró el mix, con una participación del 27,1%. Esta fuente de energía, aunque más en concreto la minieólica, es una de las que se puede adoptar a nivel doméstico para asegurar la producción de electricidad en casa sin acudir a fuentes más contaminantes y que sí producen un mayor impacto ambiental. A continuación profundizamos en estas y otras alternativas limpias de producción de energía.
Energía minieólica
Al hablar de energía eólica es habitual pensar instalaciones a gran escala. Sin embargo, se pueden instalar en casa pequeños aerogeneradores con una potencia de entre 15 y 100 kW y una superficie de barrida inferior a los 200 metros cuadrados.
Existen aerogeneradores de eje horizontal, que son propios de áreas agrícolas, ganaderas e industriales; y aerogeneradores de eje vertical, más sencillos y que no requieren de un sistema de control. Estos últimos son más comunes en viviendas y comunidades de vecinos.
Con estas pequeñas turbinas eólicas pueden obtener energía lugares que estén aislados y alejados de la red eléctrica. Además, es una fuente renovable compatible con la energía solar fotovoltaica mediante instalaciones híbridas.
Un apunte importante de los aerogeneradores domésticos es que para instalarlos es necesario contar con el visto bueno de las ordenanzas municipales. Cada ayuntamiento establece los trámites a cumplir y las licencias necesarias a solicitar. Asimismo, informa sobre las obligaciones en materia de seguros y si hay que contratar una póliza especial o no. De ser así, calcula el precio del seguro hogar con este simulador online de Caser.
Energía solar fotovoltaica
La energía solar fotovoltaica es la más extendida en el ámbito doméstico. Se utiliza principalmente para electricidad, calefacción y agua caliente sanitaria. Hoy en día es bastante barata y amortizable en un plazo corto de tiempo, ya que hay mucha competencia en el sector. Además, en muchos casos su instalación está subvencionado.
La energía solar fotovoltaica es muy versátil, se puede instalar en cualquier lugar y no implica grandes reformas en la vivienda. Junto con ella, otra posibilidad es la solar térmica, que se emplea casi en exclusiva para el suministro de agua caliente sanitaria.
Por lo general, esta fuente va conectada a la red de consumo y sirve como medida de ahorro, pero si instalas baterías te puedes independizar por completo de la red pública. Este último caso es más habitual en zonas aisladas y desconectadas de los núcleos más poblados.
Biomasa
La biomasa, o la energía obtenida a partir de ella, aprovecha la materia orgánica procedente de residuos agrícolas, madera o pellets para generar calor y hacer funcionar calderas. Se utiliza habitualmente para calentar agua, por lo que tiene usos similares a la solar térmica.
Es un tipo de energía más económica que la obtenida a partir del gasoil y también más barata que el gas natural. Y por supuesto, los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero también son menores.
La biomasa también puede utilizarse para obtener electricidad, pero solo a nivel industrial mediante procesos de microgeneración, y es una tecnología muy laboriosa que de momento no es útil en el ámbito doméstico.
La aerotermia y la geotermia
Estas dos alternativas necesitan un porcentaje mínimo de energía eléctrica para funcionar, pero en mayor grado echan mano de energías renovables. Ambas utilizan bombas que captan el calor del aire (aerotermia) y del suelo (geotermia). Con ella se puede obtener energía que calienta o enfría el agua y que también puede utilizarse como sistema de climatización.
La geotermia es más recomendable en zonas con inviernos fríos y veranos muy calurosos, mientras que la aerotermia se muestra más eficaz en escenarios con inviernos suaves y veranos calurosos.
La aerotermia ha ganado peso en los últimos años como un sistema de climatización eficiente. Su amortización en poco tiempo permite ahorrar mucho dinero en calentar o enfriar la vivienda y reduce la dependencia de la red eléctrica pública.
¿Sube el precio del seguro si instalo renovables en casa?
Responder a esta pregunta no es fácil, pues depende de muchos factores. En primer lugar hay que atender al tipo de instalación. Las placas solares fotovoltaicas son consideradas como un elemento estructural más de la vivienda, luego el precio del seguro no debe verse afectado.
Por otra parte, no todas las compañías aseguradoras ofrecen las mismas pólizas ni las mismas condiciones. Por lo general, cuanto más compleja sea la instalación, véase el caso de los pequeños generadores eólicos, más coste asumen las aseguradoras, de modo que deben repercutir ese riesgo en el precio de la póliza. En el caso de la biomasa, geotermia y aerotermia, como la instalación es mucho más sencilla y no obliga a reformas en casa, el resultado será una póliza muy asumible, sin sobrecoste en la cuota del seguro.
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