Actualizado: 10/10/2022

Carlos Casas, un joven de 27 años de Cabrils, es la persona que ha puesto de moda este peculiar formato de publicidad ecológica a un terreno agrícola cercano al aeropuerto de Barcelona, donde se siembra hierba formando letras o dibujos que pueden verse sólo desde el aire, sin alterar el paisaje a pie de tierra como hacen las tradicionales vallas publicitarias.
Este proyecto es una forma del llamado «marketing de guerrilla«, que intenta sorprender al público colocando publicidad en lugares y formas insospechadas.

Casas ha encontrado uno de sus clientes en la empresa tecnológica Redhat. En un futuro, la compañía aspira a incluir colores utilizando flores.
Son campañas de tres meses como máximo. Al tratarse de anuncios con plantas, cuando se acaba la campaña se retiran y el terreno vuelve a tener el aspecto de antes. Esta publicidad, además, da un nuevo uso a terrenos que quizá no son demasiado rentables para la agricultura.
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