¿Sabes realmente lo que hay dentro de un higo? Aunque los higos comerciales no suelen requerir polinización, puede haber una avispa muerta dentro de algunos.
Después de descubrir que las alcachofas son en realidad flores y que las alcaparras son una especie de brotes en escabeche, ¿estamos seguros de que lo sabemos todo sobre los higos?
En primer lugar, los higos no son técnicamente una fruta, sino una flor. Las higueras no florecen como los manzanos o los melocotoneros.
De hecho, las flores de los higos florecen dentro de la vaina que luego madura en la fruta que comemos. ¿Cómo? Cada flor produce un fruto con una sola semilla, llamada aquenio, y el higo que todos conocemos está formado por muchos aquenios. En esencia, cuando comemos un higo comemos muchas frutas.
Pero como el fruto está en el interior, y no en el exterior, ¿cómo se produce la polinización? Y ahí es donde entra lo que podría no gustarte demasiado.
Como entendemos que las flores de los higos florecen internamente, necesitan un proceso especial para la polinización. No pueden confiar en el viento ni en las abejas para esparcir su polen, y ahí es donde entra la diminuta avispa de los higos, de nombre científico Blastophaga psenes.
El higo no puede prescindir de esta avispa para propagar su material genético, y la avispa no puede vivir sin el higo, porque ahí es donde crecen las larvas. Esta relación se conoce como mutualismo.
La avispa hembra entra en el higo macho -que no comemos- para poner sus huevos. El higo macho tiene una forma que permite albergar los huevos de las avispas, que al entrar pierden las alas y las antenas y, al no poder salir, mueren dentro. Las larvas continúan el ciclo vital. Las avispas macho nacen sin alas porque su único propósito es aparearse con las avispas hembras (que son técnicamente sus «hermanas») y hacer un túnel para salir de la higuera. Son las avispas hembras, en ese momento, las que llevan el polen consigo.
Pero si una avispa hembra entra accidentalmente en un higo hembra -los que nos comemos- en su interior no encuentra espacio para reproducirse y muere de todos modos dentro de la flor. Una circunstancia necesaria porque el polen que transporta el insecto da el sabor al higo que comemos. Obviamente, el cadáver no permanece, porque el higo utiliza una enzima llamada ficina para transformar la avispa en proteína.
Sin embargo, muchos de los higos que se comercializan son de maduración «partenocárpica», lo que significa que no requieren fertilización.
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