Actualizado: 18/06/2017
La conciencia de los consumidores se extiende a todos los ámbitos y productos. Si hace algunos años tomaron fuerza cuestiones como el “fair trade”, a día de hoy van ganando posiciones el interés de los compradores por aquellos productos cuya composición o fabricación utilizan menos productos químicos o son más benevolentes con el medio ambiente. Un ejemplo de que esta conciencia llega a casi todos los bienes, son los sex shops.
A colación de lo anterior, un ejemplo claro son los lubricantes de base acuosa que aunque ofrecen resultados similares a los más tradicionales, son mucho menos agresivos (reacciones alérgicas, etc.) que otros basados en aceites o siliconas que además son mucho más perniciosos para el medio ambiente. No cabe duda, que todo aquello que atañe a la salud de los consumidores, siempre ha estado en el punto de mira de la industria, es el caso, en el ejemplo que nos atañe de productos hipoalegénicos como los preservativos, lubricantes o materiales que componen el surtido abanico de productos de este tipo de comercios.
Un punto fundamental en la fabricación de determinados productos, ya sean para sex shops u otros establecimientos, es ya no sólo del uso de productos derivados de químicos artificiales, sino los intentos de eliminación de algunos componentes perniciosos para la salud como los parabemos que causan reacciones alérgicas en algunas personas.
En fin, la idea era exponer un ejemplo de comercio “particular” que pusiera de manifiesto que la conciencia de los compradores se extiende a casi cualquier mercado y que el interés de los productores por ofrecer productos acorde con esta “nueva” tendencia en la conciencia, está a la orden del día.