Actualizado: 07/02/2022
Sacar el máximo partido de los recursos, todavía más de los que son escasos, es la esencia de la economía circular y la fuerza motriz de SMART-plant. El proyecto aglutina a 25 instituciones de 9 países, España incluida, que reman en la misma dirección para trasladar exactamente ese concepto a las plantas de tratamiento de aguas residuales. La inauguración en febrero del sistema en la planta municipal de Carbonera, en Treviso (Italia), ha sido uno de los puntos álgidos de la iniciativa, que no solo hace de estas instalaciones más verdes, sino que recupera de sus procesos materiales valiosos para convertirlos en productos aptos para su comercialización.
Biopolímeros, celulosa o fertilizantes son algunos de los materiales que pueden recuperarse durante el tratamiento del agua residual. Para ello, la iniciativa europea, financiada por el programa Horizonte 2020, aplica hasta siete técnicas de recuperación de materiales que, de cualquier otra forma, se perderían para siempre.
Esta recuperación y reconversión bioquímica que se desarrollan in situ, suponen todo un avance en cuanto al acceso a nuevas fuentes de materias primas para la industria química y afines. Con nueve pilotos en hasta cinco plantas de tratamiento, una de ellas en Manresa, en la provincia de Barcelona, la idea es que, durante el tratamiento del agua, se puedan rescatar nitrógeno o fósforo, así como nutrientes y biopolímeros que, en este caso, se recuperarán tanto de las aguas residuales como de las líneas de tratamiento de lodos.
Por su parte, en lo que respecta a la celulosa, que es uno de los procesos incluidos en la planta italiana recién inaugurada, este proyecto logra separar las fibras del papel higiénico presentes en las aguas residuales. Así, se produce un lodo de alta concentración, que se deriva a un área de tratamiento. De ella, lo que surge es celulosa totalmente apta para la comercialización, tras ser sometida a procesos de limpieza, desinfección y secado.
Por sí mismo, esto ya es un cambio considerable del concepto actual de EDAR. Ahora, las novedades de SMART-plant continúan. Porque, además de rescatar y producir materiales, esta iniciativa optimiza los procesos de tratamiento, además de contener el consumo de energía y de reducir la huella de carbono de estas instalaciones. Tanto es así, que la bajada de la demanda de energía se estima a término del proyecto en un 50%. Tampoco se queda corto el progreso previsto respecto a la huella de carbono que, en este caso, se vería reducida en un 30%.
En estos márgenes se mueve la instalación de Treviso, donde se tratarán entre 40 y 50 metros cúbicos diarios. Aunque el trabajo acaba de arrancar, se prevé que la instalación permita recuperar hasta 8 kilos per cápita de lodos valiosos al año, además de ahorrar entre un 20 y un 30% de la energía necesaria para el proceso de tratamiento.
La aplicación de estas tecnologías a las EDAR permitirá “cerrar el ciclo e incorporar el concepto de economía circular a estas instalaciones”, subrayan los impulsores del proyecto, que llega ahora su ecuador. Se prevé que los trabajos continúen hasta mediados de 2020 bajo la coordinación de la Universidad Politécnica delle Marche, con la participación, entre otros, de la Universidad Autónoma de Barcelona, de la Fundació Universitaria Balmes y de Aigües de Manresa.
Más información en SMART-plant.
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