Actualizado: 16/08/2022
Detener la «miseria generalizada» que se avecina con el avance, inexorable, de los «daños catastróficos a la biosfera» es el objetivo de más de 15.000 científicos de 184 países que, para conseguirlo, acaban de poner sobre la mesa 13 medidas concretas y urgentes para salvaguardar el planeta de la destrucción. «Damos un segundo aviso a la humanidad», advierten los expertos, que llaman a la acción «inmediata» de los gobiernos para combatir el cambio climático y para extender las prácticas sostenibles desde el punto de vista medioambiental.
Aunque se pueden consultar en este manifiesto, las trece acciones propuestas por la comunidad científica para que el planeta perviva son las siguientes:
- Promover la protección de una parte significativa de los hábitats terrestres, marinos, de agua dulce y aéreos. (En este mismo sentido, por cierto, se han pronunciado desde The Half-Earth Project, que aboga por la protección de la mitad de la superficie terrestre y marina como única opción para salvar el planeta).
- Salvaguardar los ecosistemas naturales, para lo que es imprescindible detener la conversión (y pérdida) de bosques, selvas y pastizales, entre otros muchos.
- Emprender una restauración a gran escala de las plantas autóctonas, con especial atención a los bosques.
- Trabajar por que las especies nativas retornen (y pervivan) a sus hábitats naturales.
- Activar políticas que detengan la extinción de especies animales. El mayor control de la caza furtiva y de la explotación y el comercio de animales amenazados sería esencial para avanzar en este campo. «Hemos desatado un evento de extinción masiva de especies, la sexta en unos 540 millones de años, mediante la cual muchas de las actuales formas de vida podrían ser aniliquiladas«, advierten los científicos en el manifiesto.
- Dejar de desperdiciar alimentos de manera sistemática, con mejoras de la infraestructura y políticas educativas en ese sentido.
- Modificar las dietas para potenciar el consumo de productos vegetales y reducir la ingesta de carne. No hay que olvidar que la ganadería y el consumo de carne animal para alimentación es responsable de gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Trabajar por una reducción del índice de fertilidad poniendo al alcance de quienes no los tienen todos los recursos en materia de educación reproductiva y planificación familiar.
- Impulsar la investigación y el análisis científico en materia de población, para determinar el volumen de población que es sostenible en el largo plazo.
- Educar a los menores en el respeto y el aprecio a la naturaleza.
- Dar un giro a las inversiones de manera que estas prioricen las iniciativas que persigan el cambio ambiental.
- Apostar (y apoyar) el desarrollo de tecnologías no contaminantes, además de favorecer la transición completa hacia las energías limpias y dejar de subvencionar la producción de energía a través de combustibles fósiles.
- Avanzar hacia un modelo económico que reduzca las desigualdades y que asegure que los precios, impuestos e incentivos tienen en cuenta los costes del patrón de consumo actual sobre el medioambiente.
La batería de propuestas forma parte de un documento difundido por la Alliance of World Scientist (Alianza de Científicos del Mundo) que, con el respaldo de científicos de cualquier disciplina y de cualquier parte del mundo, busca convertirse en una «voz colectiva internacional» sobre el cambio climático y cómo combatirlo con el conocimiento adquirido.
Para profundizar en el mismo, este manifiesto echa la mirada atrás, en concreto a 1992, cuando centenares de científicos difundieron la primera advertencia a la humanidad. Aunque desde entonces se ha avanzado en algunos aspectos, como la estabilización de la capa de ozono, «la humanidad ha fracasado en hacer suficientes progresos para resolver los retos ambientales previstos«. En la mayoría, concluyen los científicos, «estamos mucho peor que entonces».
De ahí, este escrito, las propuestas señaladas y la llamada a las autoridades de todo el mundo para que actúen de manera inmediata como «imperativo moral hacia las actuales y futuras generaciones», aseguran, y como única vía para, como ya se advertía a principios de los noventa, los seres humanos dejen de lado el rumbo emprendido, que no les lleva más que a la «colisión con el mundo natural».
Daniel dice
Son científicos del norte global no?
Poco sobre la justicia social como factor ambiental. Vayan a rogarles a las empresas de sus ricos países que dejen de impactar, con los millones que ganan jaja
Nelson Núñez dice
Aplaudo todas esas medidas. Hay un gasto desmedido en la producción de alimentos, de la cual más de la mitad se desperdicia, y millones no la pueden ni probar.
Rosa dice
Ahhh. Me pasé el punto 8, jaja.
Bien, entonces bien. Pero no lo pongan en el puesto nº 8 sino en el 1º o el 2º, y que sea obligatorio, no voluntario, en los países con tasas reproductivas positivas. Y por supuesto, que sean GRATUITAS, que a veces olvidamos que si la gente no tiene apenas ni para comer, mucho menos para pagarse vasectomías o ligaduras de trompas ni mucho menos tratamientos farmacológicos o anticonceptivos no definitivos o por lo menos de larga duración (como los implantes subcutáneos de anticonceptivos) en lugares donde ni siquiera hay una farmacia en kilómetros a la redonda.
Junto a los objetivos de la cumbre del clima, habría que plantearse que si al año mueren unos 50 millones de personas, pero nacen 130 millones, hay que conseguir que lleguemos a tener unas tasas de natalidad de 10 o 20 millones anuales, para que en 100 años la población se haya reducido en 3.000 millones de personas, y en 200, con la correspondiente reducción volvamos a la cifra de unos 2.500 millones de humanos sobre la tierra, que es una cifra, que si a la vez corregimos nuestros desastrosos hábitos de consumo y cambiamos el sistema capitalista por uno menos destructivo y depredador, entonces podremos subir la limitación de natalidad para que sea igual a la tasa de mortalidad y la población se estabilice.
Obviamente esto no es sencillo de poner en práctica y siempre surgen imprevistos que habrá qeu corregir sobre la marcha, pero la idea básica es esa: estamos gastando los recursos de 3,5 planetas Tierra. Está claro que tenemos que mejorar nuestros hábitos de consumo y a la vez reducir por 3 nuestra población porque el planeta no va a crecer con nosotros ni se puede convertir el poco territorio salvaje que queda en trigales y huertos. ¿Hay algún político que tenga el valor de deicr la verdad completa e incómoda, y no sólo la parte que dice Greta Tunberg y los millones de adolescentes que la toman por la nueva mesías, y que llevan diciendo los nativos americanos 50 años, por cierto, pero como no son rubitos y con ojos azules, no les hacen ni caso?
Rosa dice
Vale, pero aparte de esas medidas, se dejan la más importante: hay que reducir la población. Somos ya 7.800 millones de humanos en le planeta. La Tierra no puede con esta población que no hace más que aumentar. Hay que implmentar obligatoriamente políticas de planificación familiar. India, África, América, el mundo árabe no pueden seguir teniendo una media de 4 o 5 hijos por pareja. Porque por mucho que reduzcamos el consumo, siempre vamos a tener que consumir y contaminar algo para sobrevivir y mantener un modo de vida civilizado. Así que de nada sirve que en las próximas décadas consigamos reducir la huella ecológica un 20% si la población va a aumentar un 30 o un 40% y el nivel de vida y por tanto de consumo del tercer mundo también va a subir.
Señores científicos, mientras estuvieron cigentes las políticas de hijo único en China consiguieron evitar 400 millones de nacimientos, que se dice pronto. Europa ya tiene tasas de crecimiendo demográfico negativas. Bien, Japón, también. Bravo, Canadá y Australia creo haber leído que también. Olé. Ese es el primer tema que hay que solucionar. África con sus 1.300 millones de habitantes, India con sus 1.200, el mundo árabe con sus mil y pico también, y China, que hace años ya que derogó la ley de hijo único, suman cerca del 70% de la población mundial. Los occidentales tenemos que hacer todo lo posible por consumir menos y por que nuestro consumo sea lo más ecológico posible, pero que no me digan que la culpa la tengo, mi pareja y mi hija porque hemos cenado pescado a la planta en vez de acelgas, y que ese 70% de la población que sigue reproduciéndose como conejos no tiene la culpa de nada.