La resistencia a los antibióticos se ha convertido en un desafío global de salud pública, con implicaciones alarmantes para el medio ambiente y la sostenibilidad. Un reciente estudio llevado a cabo entre 2020 y 2023 por investigadores del Instituto de Investigación Marina en Bergen, Noruega, ha identificado 1.580 tipos de bacterias resistentes a al menos un tipo de antibiótico en las aguas residuales de la ciudad.
Descubrimiento sin precedentes: una nueva cepa de E. coli
Entre los hallazgos destaca una nueva cepa de la bacteria E. coli resistente a antibióticos, nunca antes detectada en ninguna parte del mundo. Este descubrimiento, liderado por el investigador marino Nachiket Marathe, se suma a una creciente lista de bacterias resistentes identificadas en las aguas residuales de Bergen. Según Marathe, este tipo de análisis es crucial para comprender cómo las bacterias resistentes emergen y se propagan en diferentes entornos.
Impacto global: millones de vidas en riesgo
La resistencia a los antibióticos representa una amenaza seria a nivel mundial. Un estudio publicado en The Lancet estima que, si no se toman medidas contundentes, estas bacterias podrían causar la muerte de 39 millones de personas para 2050. Este escenario subraya la importancia de una vigilancia sistemática, no solo en hospitales, sino también en el medio ambiente y en la población general.
Vigilancia en aguas residuales: un enfoque integral
Los investigadores de Bergen recogieron muestras de aguas residuales, tanto sin tratar como tratadas, de cinco plantas de tratamiento diferentes de la ciudad. Este enfoque permite distinguir entre las bacterias presentes en la población general y aquellas que son liberadas al medio ambiente y al océano tras el tratamiento de las aguas.
Los datos recopilados reflejan una realidad preocupante: las bacterias resistentes que se originan en hospitales, aeropuertos y cruceros están llegando al océano. En particular, algunas cepas de E. coli resistentes al carbapenem, un antibiótico de última línea, se detectaron de forma recurrente en las aguas residuales del hospital, incluso después del tratamiento.
El papel de los hospitales en la contaminación marina
Los hospitales generan aguas residuales con una alta carga de bacterias patógenas resistentes a antibióticos. Según Marathe, este tipo de residuos está contribuyendo directamente a la dispersión de bacterias peligrosas en el entorno marino. Las plantas de tratamiento son capaces de reducir parcialmente esta carga bacteriana, pero no eliminan por completo los organismos resistentes, lo que representa un riesgo tanto para los ecosistemas como para la salud humana.
Hacia un futuro sostenible
Para abordar este problema, es fundamental implementar una regulación más estricta sobre el manejo de aguas residuales, especialmente aquellas provenientes de hospitales y otros centros críticos. La nueva normativa de la Unión Europea que sugiere la monitorización de bacterias y virus en aguas residuales es un paso en la dirección correcta. Este enfoque no solo permitirá detectar brotes de enfermedades, sino que también ayudará a controlar la propagación de la resistencia a los antibióticos.
Además, es necesario promover soluciones sostenibles, como sistemas avanzados de tratamiento de aguas residuales, que sean capaces de eliminar eficazmente las bacterias resistentes y minimizar su impacto ambiental.
El estudio realizado en Bergen pone de manifiesto la urgente necesidad de una vigilancia ambiental global para frenar la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos. Solo mediante la cooperación internacional, la innovación tecnológica y la adopción de políticas sostenibles será posible mitigar este problema y proteger la salud de las generaciones futuras.
Más información: www.sciencedirect.com
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