Actualizado: 16/08/2022
Aunque las cafeteras italianas de toda la vida son una alternativa para preparar café sin impactos al medioambiente (aún menos si el producto se adquiere a granel o café en grano), la enorme penetración y el gusto por las cápsulas pueden derivar en que recuperar este sistema no contente a muchos. Por ello, el campo es amplio para quienes, por imperativo legal o por convicción, quieran seguir con su café en envases de una sola dosis, entre otras razones por lo cómoda que resulta su preparación.
Las cápsulas de café recargables son una posibilidad que, sin embargo, acabará también generando residuos puesto que su ciclo de vida no es ilimitado. También pueden seguir gozando del café en dosis única, pero eco-friendly, quienes opten por cápsulas biodegradables. Entre las muchas disponibles figuran las del sistema Senseo que, al estar fabricadas en papel de fibra natural, pueden incluso utilizarse para el compostaje.
Otra posibilidad son las cafeteras automáticas, que pueden hacer café directamente con café en grano que podemos comprar a granel. Menos residuos menos basura.
Sin embargo, la futura normativa balear no se limita, ni de lejos, a las cápsulas de café. Y es que, aunque estos envases generen una cantidad creciente de residuos, el alcance que se espera de la ley de residuos y suelos contaminados de las islas es mucho mayor, según recoge su anteproyecto.
Así, el objetivo trazado en el texto, que se publicó al poco de arrancar 2018, pasa por una reducción de los residuos generados del 10% en 2020 y del doble (el 20%) en la siguiente década. Para dar estos pasos y, con ello, “acabar con una problemática que causa estragos ambientales -como es el abandono de residuos en el medio natural, especialmente plásticos, en el mar y en el litoral-”, la futura normativa fija calendarios y acciones concretas que, subraya, “implican a toda la sociedad”.
Así, la guerra planteada a las cápsulas de café se extenderá a las bolsas de plástico de un solo uso, que “tendrán que desaparecer de los comercios en 2019″, según recoge el anteproyecto. Un año más tarde solo recibirán luz verde en Baleares las capsulas de café compostables. En esa misma fecha llegará el ocaso de vasos, plásticos y cubiertos de usar y tirar que no sean reciclables, así como de cualquier producto que contenga microplásticos y manoplásticos. El mismo destino correrán tóneres, cartuchos y mecheros no recargables, además de máquinas de afeitar de un solo uso. Sin embargo, la cosa no queda ahí. También en el plazo de dos años, las autoridades baleares limitarán la comercialización de pajitas y bastoncillos, tanto para limpiar las orejas como para sostener chucherías, que no sean aptos para el compostaje.
Aunque el alcance de esta normativa es mucho mayor, la reducción de la generación de residuos y la potenciación de la reutilización y el reciclaje se posicionan como metas clave para las islas. Estas se sitúan así a la vanguardia en gestión y aprovechamiento de residuos y en otros aspectos, puesto que el anteproyecto incluye incluso medidas destinadas a contener el despilfarro de alimentos en un contexto en el que más de 800 millones de personas siguen pasando hambre en el mundo.
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