Bélgica ha retrasado una década el plan de abandono de la energía nuclear en 2025, asustada por la enorme subida de los precios de la energía debido a la invasión rusa de Ucrania.
El Gobierno federal ha decidido tomar las medidas necesarias para prolongar diez años la vida de dos reactores nucleares.
Esta ampliación reforzará la independencia de nuestro país de los combustibles fósiles en un entorno geopolítico turbulento.
Alexander De Croo, primer ministro.
La ampliación hasta 2035 se produce en un momento en el que aumentan los llamamientos para que la vecina Alemania, la mayor economía de Europa, también se replantee su salida de la energía nuclear, pero los ministros de Berlín reafirmaron la semana pasada su promesa de no usar la energía atómica a pesar de la crisis de los precios.
Europa se esfuerza por encontrar la manera de desprenderse de su dependencia energética de Rusia, que suministra el 40% del gas que necesita Europa, principalmente a Alemania, Italia y varios países de Europa central.
Los precios se han disparado para los europeos desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, y los líderes de la UE se reunirán la próxima semana para acordar nuevas medidas de emergencia que suavicen el golpe para los consumidores y las empresas.
Bélgica tiene actualmente dos centrales nucleares con un total de siete reactores.
La promesa de un abandono gradual de la energía nuclear está consagrada en la legislación belga desde 2003, y la decisión de retrasar de nuevo la moratoria fue ferozmente rebatida por el partido de los Verdes.
En el plan, el gobierno acordó prolongar la vida útil del reactor Doel 4, cerca de la ciudad portuaria de Amberes, y de Tihange 3, cerca de Lieja, hasta 2035.
De Croo insistió en que la decisión daría seguridad al país tras años de disputas sobre la conveniencia de la salida nuclear.
Durante demasiado tiempo nuestro país ha carecido de visión. Esto ha provocado mucha incertidumbre. El plan que tenemos hoy sobre la mesa responde a esa falta de visión.
Alexander De Croo
El Gobierno debe negociar con el gigante energético francés Engie, propietario de las centrales nucleares de Bélgica, los costes y la entrega del nuevo plan.
Engie había indicado previamente que era demasiado tarde para que el gobierno de De Croo cambiara de opinión.
El gobierno también advirtió que los dos reactores, en cualquier caso, no estarán disponibles para el invierno de 2025.
Los Verdes habían puesto como condición la salida de la energía nuclear en 2025 para unirse a una coalición de siete partidos políticamente frágil y penosamente improvisada en 2020, más de un año después de unas elecciones inconclusas.
Pero desde la invasión del 24 de febrero, con el aumento de los precios de la energía, el partido señaló que aceptaría considerar un escenario alternativo.
En Alemania y otros países vecinos se han producido protestas masivas contra los dos reactores más antiguos, Tihange 2 y Doel 3, desde que en 2012 los expertos descubrieron miles de pequeñas grietas en las vasijas de presión de los reactores.
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