El fabricante de automóviles deja el carbón: toda la electricidad que use a partir de 2020 provendrá de la energía eólica y de los excrementos de animales.
En el Salón del Automóvil de Frankfurt, BMW ha desvelado sus novedades en relación a la movilidad eléctrica, en 2025 tendrá 25 nuevos modelos, de los cuales 12 serán 100% eléctricos. Pero la revolución energética, que se está produciendo en el mundo automovilístico, no sólo ha afectado a la producción. El fabricante alemán de automóviles también se ha comprometido a transformar su demanda interna de energía.
Siguiendo a otras grandes empresas que han hecho del consumo de energías renovables una de los principales estrategias corporativas, BMW también va a dar un salto ecológico. No es de extrañar que cuando eligió el escenario del COP 23 de Bonn, Markus Duesmann, Director de Compras de BMW, revelara cómo. Para 2020, la marca alemana pretende alimentar sus plantas exclusivamente a partir de fuentes renovables. Esto significa comprar sólo energía limpia local para las 31 fábricas instaladas en 14 países de todo el mundo.
De hecho, ya va por buen camino. La energía verde satisface actualmente el 63% de las necesidades eléctricas de BMW, que hoy en día puede contar, por ejemplo, con un suministro de energía eólica del 100% en Leipzig (Alemania), o con biometano para su fábrica de Spartanburg (Carolina del Sur).
A pesar del buen punto de partida, el plan es particularmente ambicioso para una empresa de este tamaño y envergadura, sobre todo para una empresa que se ocupa de la producción industrial pesada.
Ninguna fuente será excluida de la futura oferta. La compañía está trabajando con un productor sudafricano cuya planta de biomasa genera energía a partir de desechos animales.
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