Actualizado: 02/05/2020
El Gobierno de Brasil ha elegido las actividades extractivas en vez de proponer un desarrollo sustentable de la Amazonia. Están en peligro la biodiversidad y sociodiversidad que alberga.
Peligra la selva amazónica.
El presidente Jair Bolsonaro está evaluando la posibilidad de eliminar la protección ambiental de la Reserva Nacional de cobre e associados (Renca), un área que comprende más de 46.000 kilómetros cuadrados ubicados entre los estados norteños de Amapa y Pará.
La zona se declaró reserva en 1984, con la intención de protegerla de la industria minera extranjera. El subsuelo es rico en cobre, oro, hierro y otros minerales. Pero la nueva política económica de Bolsonaro abre de nuevo las posibilidades para las actividades extractivas.
En estos momentos, está siendo atacada por bandas armadas conocidas como grileiros, que se encargan de amedrentar a las comunidades indígenas para acaparar tierras. Estos grupos surgieron tras la toma de la presidencia por parte de Bolsonaro.
El Presidente de Brasil despojó a la agencia Indígena de Brasil de su autoridad sobre las tierras indígenas, transfiriéndola al Ministerio de Agricultura, que, según los críticos, está dominado por la especulación.
Los fiscales federales advierten que la medida es ilegal, ya que la Constitución brasileña garantiza los derechos de los grupos étnicos a sus tierras ancestrales. Pero Bolsonaro está apoyando al sector que lo llevó al poder. De hecho, los productores de soja quieren expandirse y la selva corre peligro de más deforestación.
En estos momentos hay cuatro territorios que están bajo los ataques, y se estima que esta situación apenas es el comienzo. 14 pueblos indígenas están siendo severamente perjudicados.
Pueblos indígenas de Brasil.
El 12,5 % del vasto territorio de Brasil alberga a más de medio millón de indígenas, principalmente en la selva amazónica, según el Instituto Nacional de Estadística.
Los indígenas representan menos del 1 % de los 210 millones de habitantes de Brasil. Cuando sus tierras se entregan a grupos económicos, su modo de vida se ve perjudicado ya que se ven rodeados de deforestación, consumo de alcohol y choques con madereros y mineros, entre otras penurias.
Las tierras indígenas actúan como barreras natural contra la deforestación. Ambientalistas advierten que cualquier intento del gobierno de reducir el tamaño de las reservas, facilitar la concesión de licencias para la industria y debilitar los derechos de los indígenas, constituye una serie amenaza para la Amazonia.
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