Actualizado: 15/12/2022
Investigadores de la Universidad de Tufts han manipulado genéticamente células bovinas para producir carne de vacuno cultivada en laboratorio que contiene betacaroteno, un nutriente vegetal que se convierte en vitamina A en el cuerpo humano.
Los investigadores sugieren que las carnes cultivadas en el laboratorio en el futuro podrían ser objeto de ingeniería nutricional para transmitir un amplio surtido de beneficios para la salud.
Decenas de millones de personas en todo el mundo sufren de deficiencia de vitamina A. La deficiencia nutricional es un problema particular en los niños, con hasta medio millón de personas que pierden la vista cada año debido a esta deficiencia.
En la década de 1990, científicos especializados en alimentos modificaron genéticamente una cepa de arroz añadiendo varios genes de betacaroteno. El arroz se denominó «arroz dorado», y en los últimos dos decenios se convirtió en un punto de debate sobre la seguridad de los alimentos modificados genéticamente.
Hasta la fecha, sólo unos pocos países de todo el mundo han aprobado el arroz dorado para el consumo público, pero los científicos siguieron experimentando con formas de manipular genéticamente las frutas y verduras para amplificar su contenido nutricional. Recientemente hemos visto investigaciones preliminares sobre las «papas doradas» y los «plátanos dorados».
Investigadores de Tufts se propusieron investigar si la carne cultivada en laboratorio podría ser mejorada nutricionalmente de la misma manera que el arroz dorado.
Los científicos pueden estar muy cerca de conseguir que la carne cultivada en laboratorio llegue a las estanterías de los supermercados, sin embargo, la mayor parte de la atención de la investigación en este campo se ha centrado en la ampliación de la producción y en encontrar formas de replicar productos comunes como los filetes de carne de vacuno y el pollo frito.
Las vacas no tienen ninguno de los genes para producir betacaroteno. Diseñamos las células musculares de la vaca para producir éste y otros fitonutrientes, lo que a su vez nos permite tener esos beneficios nutricionales directamente en un producto cárnico cultivado de una manera que probablemente no sea factible a través de los transgénicos animales y la producción de carne convencional.
Andrew Stout, autor principal del nuevo estudio.
La nueva investigación es simplemente una prueba de diseño, que demuestra cómo este tipo de ingeniería nutricional puede ser efectivamente usada en la carne cultivada en el laboratorio.
El estudio señala que hay una enorme cantidad de aplicaciones potenciales para este tipo de aditivos en la carne cultivada en laboratorio. No sólo son posibles las adiciones nutricionales, sino que hipotéticamente se podrían producir alimentos terapéuticos con carne cultivada en el laboratorio, con medicamentos o compuestos que puedan mejorar la absorción de los medicamentos.
Los investigadores afirman que aún queda mucho trabajo por hacer antes de que el público en general acepte ampliamente este tipo de productos cárnicos cultivados.
Además de la aceptación pública y los obstáculos reglamentarios, producir este tipo de carne en cantidades asequibles sigue siendo un desafío, pero creen que la carne cultivada en laboratorio con beneficios nutricionales puede ser una forma eficaz de convencer a los consumidores de que paguen un poco más por el producto, al menos al principio.
Es probable que sea un reto para la carne cultivada tener un precio competitivo con la carne cultivada en fábrica, justo al principio. Un producto de valor añadido que proporcione a los consumidores beneficios sanitarios añadidos puede hacer que estén más dispuestos a pagar por un producto de carne cultivada.
Más información: www.sciencedirect.com
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