Actualizado: 27/12/2017
La megalópolis china con 11 millones de habitantes será la primera ciudad del mundo con una flota completa de autobuses eléctricos a finales de 2017.
Los autobuses eléctricos están siendo prácticamente devorados en China, concretamente en Shenzen, una metrópolis con 11 millones de habitantes, que ya lanzó un proyecto piloto en 2011. En sólo seis años, la ciudad alcanzará un hito histórico. A finales de 2017, toda su flota de transporte público por carretera estará electrificada.
Y no son números insignificantes: 16.000 buses eléctricos circulan por Shenzen. Además de ser la primera ciudad del mundo en tener sólo autobuses eléctricos en sus calles, la megalópolis del sureste de China, que conecta Hong Kong con el resto del país, ha impresionado al mundo por su increíble transición en tan corto espacio de tiempo.
Para hacer una comparación, Nueva York tiene una flota de 5.800 autobuses. Sólo Shenzhen cuenta con más autobuses que Nueva York y otras cinco grandes flotas estadounidenses. La ciudad tuvo que desarrollar una nueva red de miles de estaciones de recarga y encontrar formas de administrar el costo de reemplazar todos los vehículos diesel anteriores.
Los gobiernos locales y nacionales han desempeñado un papel fundamental en la organización de la transición: ambas instituciones han recibido importantes subvenciones para abaratar los autobuses eléctricos en comparación con los autobuses tradicionales. Pero ahorran año a año porque los costes de funcionamiento y mantenimiento son más bajos. Alrededor del 80% de la nueva flota eléctrica es producida por BYD, un fabricante de automóviles con sede en Shenzen. La compañía vende sus coches en 50 países y superó a Tesla en 2016, convirtiéndose en el primer productor mundial de vehículos eléctricos.
Esta es una de la amplia gama de políticas para limpiar el aire de la ciudad. Hace sólo 10 años, el pueblo de Shenzhen vivía bajo una densa manta de smog la mitad del año. En 2016, la situación crítica duró sólo 27 días. Sin embargo, la sostenibilidad de los suministros sigue siendo un problema: no toda la electricidad que alimenta los nuevos autobuses proviene de energías renovables.
Por el contrario, con un sector del carbón que sigue siendo extremadamente poderoso, China todavía tiene mucho trabajo por hacer para cambiar la producción de electricidad hacia electricidad más sostenible. A pesar de ello, las previsiones para Shenzen sugieren que la transición de la flota de transporte público conducirá a una reducción de las emisiones del 48% en comparación con el gasóleo. Sin mencionar que incluso los taxis, como prometió la administración, serán eléctricos para el 2020.
China ha pasado de no tener apenas movilidad eléctrica allá por el año 2000, a ser el mayor mercado del mundo de vehículos en 2017.
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