
¿Alguna vez has pensado en lo útil que sería tener una fuente de luz que pueda mantenerse encendida durante una emergencia? Te presentamos un ingenioso truco que te permitirá fabricar una lámpara de emergencia con materiales simples y al alcance de todos.
Materiales.
- Un tarro de cristal con tapa.
- Una tapa de aluminio o metal, como las que vienen en las botellas de aceite.
- Aceite de cocina de girasol (u otro tipo de aceite similar).
- Hilo de algodón.
- Herramienta para hacer agujeros.
Procedimiento.
- Preparación de las tapas: Inicia haciendo un agujero en el centro de la tapa del tarro de cristal y en el tapón de aluminio.
- Llenado del tarro: Dependiendo del tiempo que necesitas mantener encendida la lámpara, vierte una cantidad adecuada de aceite de cocina de girasol en el tarro de cristal.
- Preparación del hilo: Corta un trozo de hilo de algodón de longitud adecuada. Asegúrate de que sea lo suficientemente largo para que, al introducir un extremo en el tarro lleno de aceite, el otro extremo sobresalga por fuera. Anuda los extremos del hilo.
- Montaje: Pasa el hilo por los agujeros de ambas tapas de manera que una parte del hilo quede sumergida en el aceite y la otra sobresalga por fuera. Luego, cierra el tarro con las tapas.
- Empapado del hilo: Antes de encender la lámpara, es esencial que el hilo absorba el aceite adecuadamente. Mueve el tarro suavemente para asegurarte de que el hilo dentro se empape bien. Además, empapa el extremo exterior del hilo con aceite.
- Encendido: Con cuidado, prende el extremo exterior del hilo. ¡Voilà! Ahora tienes una lámpara de emergencia que mantendrá la llama encendida mientras el hilo esté en contacto con el aceite.
Este truco es perfecto para situaciones donde la electricidad falla o para aventuras al aire libre. No solo es una solución práctica, sino también una forma ecológica y económica de tener una fuente de luz. ¡Inténtalo y descubre la magia de la llama que nunca se apaga!
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