Actualizado: 05/07/2024
El precio de los combustibles ha alcanzado una cifra récord hasta el punto que los gobiernos europeos se han visto obligados a intervenir para tratar de limitar esta subida, mediante reducción del valor real. Las compañías del sector también ofrecen descuentos a medida que los consumidores buscan fórmulas para ahorrar en combustible y que esté bien, imprescindible en muchas familias, no suponga un gasto tan grande en la factura final. La corriente del ahorro llega también aupada por la creciente preocupación por el medio ambiente. La sociedad es cada vez más consciente de que la conservación del planeta pasa por pequeñas acciones, algunas de ellas radicales, entre las que se encuentran la reducción del consumo de gasolina para el coche y otros tipos de materias.
El tipo de conducción es un factor decisivo para alcanzar este objetivo, ya que tanto la forma de conducir como las velocidades alcanzadas influyen directamente sobre el consumo final del vehículo. Cuánta más agresiva sea la conducción y se alcancen niveles de velocidad más altos, mayor será el gasto en diésel o gasolina. Esto se traduce en el consiguiente perjuicio para el medio ambiente y la subida de la factura semanal. En ese sentido, lo recomendable es conducir de forma tranquila, sin sobresaltos, manteniendo una línea regular a lo largo de todo el trayecto. Es preferible mantener siempre la misma velocidad, aunque esta sea alta, que hacer subidas y reducciones rápidas. En el segundo caso, el motor necesita más energía.
Las zonas urbanas son aquellas que presentan niveles más altos de contaminación y una de las acciones culpables de esta situación es el trato que los ciudadanos dan a los vehículos. Hay calles en las que se pasa de 50 kilómetros por hora a estar prácticamente parado en cuestión de segundos, sin olvidar a aquellos conductores que sobrepasan los límites establecidos. Semáforos, rotondas o señales de ‘stop’, son muchos los condicionantes que limitan a la conducción en la gran ciudad. Es un contexto ante el que una falta de adaptación puede traducirse en un gasto de combustible excesivo. Por ello, la conducción tranquila adquiere una mayor importancia en las calles.
Cuando la conducción se traslada a los largos recorridos por autopistas, hay algunos aspectos que se deben considerar para reducir el impacto. La planificación del viaje es importante y los mapas de navegación pueden aportar aquí mucha información relevante. Calculan la hoja de ruta más ecológica, es decir, aquella que por sus características requiere de menos niveles de consumo. Entre los puntos del trayecto, la recomendación es mantener una velocidad uniforme, que ronde siempre los cien kilómetros por hora, pues así se garantiza un gasto relativamente bajo. El consumo medio de un vehículo utilitario se sitúa en torno a 7 litros por cada cien kilómetros. La circulación en carreteras grandes durante un tiempo prolongado con la misma velocidad, siempre que esta no sea excesiva, puede reducir dicha cifra de consumo por debajo de los cinco litros.
Este punto es uno de los parámetros que deben contemplarse a la hora de adquirir un vehículo nuevo. Tradicionalmente, los usuarios han buscado motores potentes, que tenían la particularidad de necesitar mucho fuel para funcionar. Este detalle ha pasado desapercibido, ya que los conductores priorizaron otras características. Esta mentalidad ha cambiado, ya que los controles de velocidad se han aumentado, a medida que las sanciones se han incrementado de forma paralela, por lo que esa mayor potencia no se puede utilizar para alcanzar una velocidad punta muy alta. Ahora el público quiere un modelo funcional de bajo consumo, idea que se ha reforzado en el último año, como consecuencia de la subida extrema de los precios de la energía.
Vías alternativas
El fomento del transporte público ha sido una de las principales medidas que la Administración ha llevado a cabo para que los ciudadanos no inviertan tanto dinero en movilidad, logrando así un efecto de reducción de los gases contaminantes. No obstante, muchos usuarios necesitan indispensablemente su vehículo para su rutina diaria, donde acudir al centro de trabajo o la propia acción de trabajar exige de este medio de transporte. Las plataformas de compartir coche están ganando, en el contexto actual, mucho protagonismo. Ciudadanos que no se conocen entre sí contactan a través de Internet porque tienen un interés común, que es ir al mismo barrio de una ciudad, el mismo día y a la misma hora. En urbes grandes, no es tan difícil alcanzar estos tres condicionantes y los coches compartidos son cada vez más frecuentes, sobre todo en Madrid y Barcelona.
Quien conduce, de forma solitaria o compartiendo sus plazas, ha encontrado en las aplicaciones de las grandes compañías de energía una herramienta muy útil y eficaz para conseguir descuentos y promociones. Ante la escalada de los precios y la búsqueda de vías alternativas, las refinerías han lanzado ofertas dirigidas a un precio exclusivo, que es aquel que se descarga su aplicación móvil. Se convierte en un cliente fiel que disfruta de ofertas especiales.
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