Actualizado: 05/07/2024
El Instituto Real de Tecnología KTH en Estocolmo ha sido testigo de una primicia mundial: la producción de la copa de vino más pequeña del mundo gracias a la impresión 3D, tan diminuta que es prácticamente imperceptible al ojo humano. Este logro, lejos de buscar satisfacer a los amantes del vino con apetito liviano, es la demostración de un novedoso método para la creación de estructuras de vidrio de sílice, aplicable en sectores tan diversos como las telecomunicaciones y la robótica.
Superando desafíos: la nueva técnica que elimina la necesidad de tratamiento térmico
El profesor Frank Niklaus, del KTH, ha sido uno de los líderes en el desarrollo de esta técnica, que elimina problemas como la necesidad de un tratamiento térmico al imprimir componentes esenciales de vidrio de sílice en 3D.
De acuerdo con Niklaus, esta innovación puede aplicarse en la creación de lentes personalizadas para equipos médicos que realizan cirugías mínimamente invasivas, micro-robots capaces de navegar por ambientes extremos, o filtros y acopladores para redes de fibra óptica, entre otros.
El futuro de las telecomunicaciones: Impresión 3D directamente en la punta de una fibra óptica
El estudio ha mostrado cómo esta técnica puede imprimir dispositivos directamente en la punta de una fibra óptica tan fina como un cabello humano.
Kristinn Gylfason, profesor asociado de Micro- y Nanosistemas en KTH y coautor del estudio, destaca que “el internet se basa en fibras ópticas de vidrio. En estos sistemas, se necesitan todo tipo de filtros y acopladores que ahora se pueden imprimir en 3D con nuestra técnica. Esto abre muchas nuevas posibilidades«.
Impresión 3D con ahorro energético y resistencia al calor extremo
Po-Han Huang, estudiante de doctorado en KTH y autor principal del estudio, indica que esta metodología disminuye drásticamente la energía requerida para imprimir vidrio de sílice en 3D, que normalmente necesita calentarse a varios cientos de grados durante horas. Además, el vidrio producido puede soportar calor extremo en aplicaciones. Otra ventaja es que se puede producir vidrio de sílice con materiales comerciales fácilmente disponibles.
De vuelta al origen: la copa de vino más pequeña del mundo
Y, ¿qué hay de la pequeña copa de vino que inició todo esto? ¿Es realmente la más pequeña del mundo? Niklaus asegura que la particularidad de esta copa radica en que es la primera vez que se imprime una copa de vidrio de este tamaño. “Definitivamente, nadie ha impreso en 3D una copa de vino que esté compuesta de vidrio tal como se imprime”, afirma.
Así, gracias a esta revolucionaria técnica de impresión 3D, el mundo podría estar al borde de un importante avance tecnológico con posibles aplicaciones en diversos sectores, todos los cuales podrían beneficiarse de la capacidad de producir componentes de vidrio de sílice en formas personalizadas y a una escala minúscula. Y todo esto, gracias a la copa de vino más pequeña del mundo.
Vía www.kth.se
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