Actualizado: 16/08/2022
A pesar que la vacuna contra el sarampión tiene más de cincuenta años desde su creación, muchos niños mueren a causa de esta enfermedad. A continuación encontrarás los argumentos que usan los padres para no vacunar a sus hijos.
Hay muchos padres que deciden no vacunar a sus hijos. Los motivos son variados, pero las consecuencias pueden ser devastadoras. Por ejemplo, en Portland 18 niños de entre uno y diez años contrajeron sarampión, a pesar que la vacuna se desarrolló hace más de 50 años.
En los últimos años se han producido brotes en Europa, con al menos 35 muertes en 2017. Y las estadísticas siguen aumentando.
El sarampión puede tener complicaciones que resulten muy graves. Algunas personas pueden desarrollar neumonía o inflamación del cerebro (encefalitis). Roald Dahn perdió a su hija mayor de esta manera.
Olivia murió en el año 1962, cuando apenas tenía siete años. Hacía animales con pipas de colores, cuando su padre notó que los dedos y su mente no trabajaban juntos y ella no podía hacer nada. En una hora, estaba inconsciente. En doce horas estaba muerta.
En Gran Bretaña muchos padres se niegan a permitir que sus hijos sean inmunizados, por ese motivo hay aproximadamente mil casos de sarampión cada año.
De ellos, más de 10.000 sufrirán efectos secundarios de un tipo u otro. Al menos 10.000 desarrollarán infecciones de oído o pecho. Alrededor de 20 morirán.
Riesgos de la vacuna para el sarampión.
Son casi inexistentes. En un distrito de alrededor de 300.000 personas, sólo habrá un niño cada 250 años que desarrollará efectos secundarios graves a causa de la inmunización contra el sarampión.
Vacunas y autismo.
Muchos padres dejan de vacunar a sus hijos por temor a que desarrollen autismo.
Los niños que reciben la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola no tienen riesgo de sufrir este trastorno y eso incluye a niños que se considera que están en grupos de «alto riesgo».
El estudio fue publicado en la revista Annals of Internal Medicine. En él, los investigadores analizaron los registros de más de 657.000 niños nacidos en Dinamarca entre 1999 y 2010, incluyendo a unos 6.500 que habían recibido un diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA).
Olivia, mi hija mayor, cogió el sarampión cuando tenía siete años. Mientras la enfermedad seguía su curso natural, recuerdo que le leía cuentos en la cama sin sentirme especialmente alarmado por su estado. Entonces, una mañana, cuando ya estaba en el camino de la recuperación, yo estaba sentado en su cama enseñándole cómo crear animalitos a partir de tubos de colores, y cuando le tocó a ella hacer uno me di cuenta de que sus dedos y su mente no trabajaban a la vez y no podía hacer nada.
Carta escrita en 1988 por Roald Dahl para concienciar a los padres de que vacunaran a sus hijos contra el sarampión y que puede ser leída en su página web.
«¿Te encuentras bien?», le pregunté.
«Tengo sueño», dijo.
En una hora estaba inconsciente. En 12 horas estaba muerta.
El sarampión se ha convertido en una cosa terrible llamada encefalitis por sarampión y no hay nada que los doctores puedan hacer por ella. Esto ocurrió hace 24 años, en 1962, pero aún ahora si un niño con sarampión por alguna casualidad desarrollara la misma reacción mortal al sarampión que Olivia, no habría nada que los médicos pudieran hacer.
Por otra parte, hay algo que hoy los padres pueden hacer para asegurarse que este tipo de tragedia no le pase a uno de sus hijos. Pueden insistir en que su hijo se vacune contra el sarampión. Yo no pude hacer esto por Olivia en 1962 porque en aquellos días no había sido descubierta una vacuna fiable contra el sarampión. Hoy existe una vacuna segura y accesible para todas las familias y lo único que tienes que hacer es preguntar a tu médico cómo administrarla.
Aún no está muy aceptado que el sarampión sea una enfermedad peligrosa. Creedme, lo es. En mi opinión los padres que se niegan a vacunar a sus hijos están poniendo las vidas de sus hijos en peligro. En América, donde la vacunación es obligatoria, el sarampión como la varicela han sido erradicados.
Aquí en Gran Bretaña, como hay tantos padres que se niegan por obstinación o ignorancia o miedo a que sus hijos se vacunen, todavía tenemos 100.000 casos de sarampión al año. De esos, más de 10.000 sufrirán efectos colaterales de algún tipo. Al menos, 10.000 desarrollarán infecciones de oído o de pecho. Unos 20 morirán.
ASÚMELO.
Cada año unos 20 niños morirán en Gran Bretaña a causa del sarampión.
Entonces, ¿cuáles son los riesgos a los que sus hijos se enfrentarán si se vacunan?
No hay casi ninguno. Escucha esto. En un distrito de unas 300.000 personas, ¡un niño desarrollará serios efectos colaterales por la vacuna cada 250 años! Una oportunidad entre un millón. Creo que habría más posibilidades de que tu hijo se muriera por asfixia al comerse una chocolatina que se pusiera enfermo de verdad por la vacuna del sarampión.
Entonces, ¿de qué te preocupas? Es casi un crimen no vacunar a tus hijos.
El mejor momento para la vacuna es a los 13 meses, pero nunca es tarde. Todos los niños en edad escolar que todavía no han sido vacunados deberían rogar a sus padres que les compraran una cuanto antes.
Casualmente le dediqué dos de mis libros a Olivia, el primero fue James y el melocotón gigante. Ese fue cuando aún estaba viva. El segundo fue El gran gigante bonachón, dedicado a su memoria después de que muriera de sarampión. Verás su nombre al comienzo de cada uno de estos libros. Y sé lo feliz que sería si solo pudiera saber que su muerte ha servido para ahorrar una gran cantidad de enfermedades y muertes de otros niños.
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