La energía solar empieza a curar en algunos puntos de Puerto Rico las hondas heridas que abrió el huracán María. Tras su paso por la isla el 20 de septiembre, el acceso a la electricidad quedó limitado a poco más del 5% de la población. En medio de tanta destrucción, Hector Santiago, el propietario de un vivero para la producción de plantas ornamentales en Barranquitas, ha logrado volver ya al trabajo gracias a su apuesta, años atrás, por la energía solar fotovoltaica.
Así, en esta zona en la que la mayoría de la electricidad se obtiene de combustibles fósiles, las autoridades estiman que ciertas áreas tendrán que esperar meses para que el suministro se restablezca. Sin embargo, en las más de 16 hectáreas en las que Santiago estableció su vivero, la energía está asegurada.
“Todo el mundo me dijo que estaba loco”, explica a Reuters este productor que, años atrás, optó por invertir 300.000 dólares en una instalación solar dotada de 244 paneles. Fruto de ese esfuerzo que muchos tildaron de locura, “ahora tengo energía”, apunta. La mayoría de sus conciudadanos y de sus competidores no pueden decir lo mismo. En Barranquitas, donde Hector Santiago tiene su negocio, María dejó sin servicio a la práctica totalidad de la población. Además, alrededor de 1.200 edificaciones resultaron dañadas por el huracán.
Sin embargo, de la destrucción se libró el 75% de la instalación solar de este productor, que vio como el resto de paneles fueron dañados por los deshechos arrastrados por el viento. Pese a estas pérdidas y a que muchas de sus plantas fueron también destruidas durante el huracán, Santiago logró reponerse y contar con electricidad para bombear el agua de sus pozos.
Así, mientras muchos aguardan al restablecimiento de la red, este emprendedor que distribuye sus plantas a superficies comerciales como Costco puede seguir adelante con un negocio que, gracias al sol, obtiene la energía necesaria para iluminar las más de 2.500 bombillas instaladas en sus invernaderos para favorecer el crecimiento de las plantas.
El ejemplo de lo ocurrido puede dar un impulso a la transformación energética de Puerto Rico, que todavía se nutre mayoritariamente de fuentes fósiles. De hecho, algunas estimaciones apuntan a que la penetración de la energía solar en este territorio no llega al 5% de los hogares. Frente a esto, Henry Pichardo, propietario de una empresa instaladora de sistemas solares de la isla, asegura haber recibido un auténtico aluvión de encargos. Tanto es así, que estima que su negocio puede crecer hasta un 20% anual tras (y por) la tormenta.
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