Francia, los fabricantes tendrán que incluir mensajes para disuadir del uso del coche en su publicidad

Los coches son tan malos para la salud como los cigarrillos. Y en Francia, a partir del 1 de marzo, los fabricantes tendrán que hacer constar esta circunstancia en su publicidad, como ocurre desde 2007 con determinados productos alimenticios y bebidas ricos en azúcar.

En el plazo de dos meses, los fabricantes tendrán que añadir sugerencias como:

• Para los trayectos cortos, dé preferencia a los desplazamientos a pie o en bicicleta.
• Piense en utilizar coches compartidos.
• En la vida cotidiana, utilice el transporte público.

Es el resultado de una reciente disposición del Ministerio parisino de Transición Ecológica, según la cual los anuncios tendrán que ir acompañados también del eslogan «Se déplacer, moins polluer» («Desplázate, contamina menos») y de la clase de emisiones de CO2 del coche.

La norma se aplicará a cualquier tipo de promoción, emitida en radio, televisión, internet, cine, pantallas, vallas publicitarias y prensa: los infractores, tras un primer aviso, podrán ser multados con 50 mil euros por cada anuncio emitido sin la información requerida.

En realidad, al ala más extremista de los ecologistas transalpinos le hubiera gustado aún más: la prohibición total de la publicidad de los coches de todo tipo, culpados de ser una de las principales fuentes de emisión de CO2 en el sector del transporte. En cualquier caso, ya está previsto que en Francia, a partir de 2028, no se puedan anunciar modelos con emisiones de CO2 superiores a 123 g/km, con el objetivo de preparar a la opinión pública para el cese de la venta de coches con motores endotérmicos propuesto por la Comisión Europea para 2035.

Sin embargo, la industria automovilística francesa, ya en crisis como en otros países debido a las inversiones necesarias para pasar a los coches de batería y a la escasez de microchips, ha asimilado el golpe, lo que pone de manifiesto la paradoja de un gobierno que, por un lado, impulsa la movilidad eléctrica y, por otro, toma una medida que no distingue entre los distintos tipos de coches y golpea incluso a los que pretende favorecer.