Las redes de pesca son uno de los tipos de desechos que más atenta contra los océanos. Una alianza interinstitucional ofrece una alternativa para ayudar en la solución del problema.
Muchas redes de pesca se pierden o son abandonadas en los océanos. Están hechas de materiales que tardan hasta 600 años en degradarse. Mientras floten en el mar, ponen en peligro a la fauna marina.
Estudios recientes, de 2017 y 2018, han sugerido que las redes podrían representar entre el 46% y el 70% de todo el macroplástico en los océanos, si se toma como medida el peso que tienen. Por ejemplo, hay una isla de basura del tamaño de Francia en el océano Pacífico; la mayoría de esos desperdicios son redes de pesca.
Las redes son abandonadas cuando se enganchan en rocas o arrecifes bajo la superficie del agua; enredados con otros aparejos de pesca perdidos; climas severos o aparejos cortados por error.
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas, hay 800.000 toneladas métricas de redes fantasmas a la deriva. Muchas de ellas atrapan a peces, tortugas, delfines, focas y ballenas.
Cuando los animales se enredan en una red, se ahogan o mueren de hambre mientras intentan liberarse. Se estima que más de 100.000 ballenas, delfines, focas y tortugas quedan atrapadas en este tipo de redes cada año.
Entre el 5% y el 30% de las poblaciones de peces que se pueden explotar se ven afectadas por las redes en todo el mundo, lo que supone una grave amenaza para la salud humana y los medios de subsistencia, así como para la seguridad alimentaria mundial.
Good Net.
Se trata de una iniciativa mundial que abarca una alianza entre distintas organizaciones. Participan Greenpeace, Protección Animal Mundial, Ghost Fishing, Federación Internacional de Voleibol (FIVB), mundo académico e industria pesquera.
Objetivos del proyecto.
- Proteger a los animales marinos.
- Mejorar la salud de los ecosistemas marinos.
- Definir mejores prácticas e informar la problemática de las redes.
La esencia del proyecto es reutilizar las redes fantasmas. Las actividades de limpieza son ejecutadas por buzos voluntarios. Durante las operaciones de buceo, las redes se localizan y se llevan a la superficie. Una vez ubicado en tierra firma, se reciclan para hacer redes de voleibol.
Con esta propuesta, se promueve la economía circular con equipos que afectan la seguridad alimentaria a largo plazo.
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