Actualizado: 05/07/2024
Mientras las minas avanzan hacia su ocaso, una startup británica está ya dándole vueltas a cómo darles una nueva vida, esta a favor del medio ambiente. Se trata de Gravitricity, empresa especializada que plantea reconvertir los pozos mineros en enormes sistemas de almacenamiento de energía limpia. La propuesta, que conjuga lo mejor de las baterías de litio y de los sistemas de almacenaje por bombeo, no es solo una idea más, sino que va camino de convertirse en realidad en el Reino Unido.
Gravitricity espera completar el diseño de su sistema y testar su viabilidad con una prueba de concepto de 250 Kw. “Esperamos probar nuestro primer prototipo a gran escala en una mina en desuso de Reino Unido”, aseguran desde la empresa sin desvelar, por ahora, más detalles.
Lo que sí explican con meridiana claridad es el concepto que sustenta su iniciativa. “Nuestra tecnología se basa en un principio muy simple: levantar y bajar un peso importante (un cilindro de 3.000 toneladas)”. Así, compartiendo la misma esencia que los sistemas de almacenamiento por bombeo, el excedente de energía captada del sol o del viento se absorbe o se genera, en función de si el cilindro sube o baja.
«Tiene ventajas similares al bombeo, sin la necesidad de una montaña cercana que cuente además con un lago en la parte superior». De hecho, aunque el sistema tiene más componentes, como los amarres sintéticos del cilindro, lo que no puede faltar es el agujero bajo la tierra. Y ahí, es donde las minas entran en juego. Frente a hoyos cavados ad hoc, los pozos no solo permiten aprovechar un espacio en desuso, sino que reducen el coste de esta solución. De hecho, el mayor bocado se lo llevaría, precisamente, habilitar la concavidad, que debe tener una profundidad de entre 150 y 1.500 metros.
Con multitud de posibles beneficiarios en el foco de esta startup, desde usuarios con restricciones en la red, hasta las propias redes de distribución, estas minas de almacenamiento de energía limpia podrían operar a potencias de entre 1 y 20 MW. Pero, además de este, hay un aspecto que multiplica los atractivos de la idea. Ante un pico de demanda de energía en la red, ¿cómo insuflarla de manera tan ágil como hace falta? La cuestión la resuelve Gravitricity. Su mecanismo no necesita ni un segundo para pasar de cero a potencia máxima. Además, su configuración permite que aporte energía por espacios de tiempo que oscilan entre los quince minutos y las ocho horas. Todo esto, además, con una eficiencia de entre el 80 y el 90%.
Eficiente en general, pero también en costes, simple, versátil, rápida… son los elementos que, a juicio de los impulsores de esta iniciativa, destacan sobre la misma. Esta, además, cuenta con otro fuerte; una vida útil estimada en cincuenta años, sin límite alguno al número de ciclos en operación.
Ahora, tras recibir 650.000 libras de la competición británica Infraestructure Systems Innovation, la firma va camino de poner a prueba el potencial que anticipa. Si se confirma, el salto puede ser de peso para atajar los desafíos de la intermitencia de fuentes como la solar o la eólica, así como para avanzar hacia el cumplimiento de los Acuerdos de París. Para que eso ocurra, la capacidad de almacenamiento debe pasar entre 2014 y 2050 de los 140 a los 450 GW. Esta idea puede empujar en esa dirección y, al tiempo, a dar una nueva vida a las minas y, con ella, a las poblaciones que vivían de ellas y en torno a ellas.
Más información: www.gravitricity.com
Antonio dice
Mi sistema gravitacional es más eficiente ya que funciona continuadamente