Un coloso de 260 metros y con palas de 107 metros de longitud: el nuevo aerogenerador Haliade-X, la nueva apuesta de General Electric, se desarrollará en los próximos tres años.
El viento en alta mar nos ha enseñado a soñar a lo grande. En los últimos diez años, las turbinas han triplicado su potencia, han cortado sus cimientos, probado materiales de vanguardia y alcanzado alturas récord.
El último gigante eólico que va a llegar al mar es la mega turbina de 9 MW creada por MHI Vestas Offshore Wind, desarrollada por la unión de empresas Danish Vestas y Japanese Mitsubishi Heavy Industries.
Como prototipo, este colosal aerogenerador ha superado con éxito todas las pruebas: en enero de 2017, gracias a sus palas de 80 metros de longitud, funcionó durante 24 horas consecutivas generando 216 MWh.
Pero es difícil para una industria en pleno crecimiento seguir este ritmo. Y batir récords de tamaño o potencia se ha convertido casi en un deporte para la industria. La prueba es la última turbina de General Electric (GE) Haliade-X, lista para su desarrollo, una nueva mega turbina offshore con 12 MW de potencia. La multinacional estadounidense se incorporará al proyecto, que durará de 2 a 3 años, aportando unos 400 millones de dólares. El objetivo es crear un aerogenerador de 260 metros de altura con palas de 107 metros de longitud. Cada unidad debe poder satisfacer por sí sola las necesidades eléctricas de 5.000 hogares promedio.
«Queremos ser líderes en las tecnologías que están impulsando la transición energética mundial» – dijo John Flannery, presidente y director general de la empresa estadounidense en un comunicado de prensa – «y la energía eólica en alta mar es una de esas tecnologías y dedicaremos todos los recursos de GE para que el programa Haliade-X sea un éxito para nuestros clientes«.
Los beneficios para la industria son fáciles de predecir: cuanto mayor sea la capacidad de la máquina, menor será el número de turbinas que conformarán el parque eólico offshore, lo que a su vez significa menor inversión en componentes y sistemas auxiliares, así como una reducción en el riesgo del proyecto y los gastos de mantenimiento.
La multinacional trasladará la producción a Francia a través de su filial GE Renewable Energy, con el objetivo de presentar una demostración en 2019 y abrirse camino en el mercado para 2021.
Por este motivo, la empresa invertirá cerca de 100 millones de dólares en una nueva planta de fabricación en Cherburgo, al oeste de Francia, y otros 60 millones de dólares en los próximos cinco años para modernizar su centro de producción en Saint-Nazaire.
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