Los textiles termoeléctricos generan electricidad a partir de la diferencia de temperatura entre el cuerpo humano y el aire, lo que permite alimentar sensores y dispositivos sin baterías externas.
El hilo de seda que convierte la ropa en estaciones de carga
Un grupo de investigación de la Universidad Tecnológica de Chalmers, en Suecia, ha desarrollado un hilo de seda recubierto con un material plástico conductor, que podría revolucionar la forma en que interactuamos con los textiles. Este hilo tiene el potencial de convertir prendas de ropa en generadores de electricidad, capaces de alimentar dispositivos electrónicos y sensores de salud sin necesidad de baterías externas.
Tecnología de textiles termoeléctricos
Los textiles termoeléctricos generan electricidad al convertir diferencias de temperatura, como la que existe entre el cuerpo humano y el aire circundante, en un potencial eléctrico. Esta tecnología tiene aplicaciones prácticas que beneficiarían tanto la vida cotidiana como a la sociedad en su conjunto. Por ejemplo, podrían emplearse en sensores para monitorear constantes vitales o detectar movimientos, sin la necesidad de baterías convencionales. Además, debido a que estos textiles se utilizan en contacto con la piel, es esencial que los materiales sean seguros y flexibles.
La investigación realizada en Chalmers se centra en un hilo de seda recubierto con un polímero conductor. Este polímero es un tipo de plástico con una estructura química que facilita la conducción eléctrica, y su flexibilidad lo hace ideal para su uso en textiles.
Mariavittoria Craighero, doctora en el Departamento de Química e Ingeniería Química de Chalmers y autora principal del estudio, destaca que los polímeros que utilizan son flexibles, ligeros y no tóxicos, lo que los convierte en una opción viable y segura para su integración en la ropa.
Mejoras en estabilidad y conductividad
El método de recubrimiento de hilos utilizado en esta investigación fue probado anteriormente, aunque en versiones previas incluía metales para garantizar su estabilidad en contacto con el aire. Ahora, los avances en polímeros orgánicos (basados en carbono) han permitido desarrollar hilos con mayor estabilidad y conductividad eléctrica sin necesidad de metales raros, que suelen ser costosos y ambientalmente problemáticos.
Craighero explica que el avance crucial fue la incorporación de un tipo de polímero descubierto recientemente, que mantiene una excelente estabilidad en contacto con el aire y al mismo tiempo ofrece una buena conductividad. Gracias a esta innovación, se elimina la necesidad de metales raros, lo cual es un beneficio en términos de sostenibilidad.
Ejemplos de uso y durabilidad
Para demostrar el potencial práctico de este hilo, los investigadores fabricaron dos generadores termoeléctricos: un botón y un trozo de tela, ambos cosidos con el hilo conductor. Al colocar estos textiles entre superficies de diferentes temperaturas, observaron cómo aumentaba la tensión eléctrica en función de la diferencia térmica y de la cantidad de material conductor en el textil. Por ejemplo, en un trozo de tela más grande, se generaron aproximadamente 6 milivoltios a una diferencia de temperatura de 30 grados Celsius. Con un convertidor de voltaje, este sistema podría usarse teóricamente para cargar dispositivos electrónicos portátiles a través de un conector USB.
Otra ventaja significativa es la durabilidad del hilo. Las pruebas muestran que el hilo mantiene sus propiedades conductoras durante al menos un año y, además, es lavable en lavadora. Tras siete lavados, el hilo retuvo dos tercios de sus propiedades conductoras, un resultado prometedor aunque todavía requiere mejoras para ser viable comercialmente.
Retos para la producción comercial
Actualmente, la producción de este tejido termoeléctrico y de botones es viable solo en laboratorio, ya que el material debe fabricarse y coserse a mano, lo que requiere cuatro días de trabajo para un solo trozo de tela. Sin embargo, los investigadores confían en que será posible desarrollar un proceso automatizado que permita escalar la producción.
Christian Müller, profesor del Departamento de Química e Ingeniería Química en Chalmers y líder del estudio, enfatiza que este logro representa un importante avance hacia textiles termoeléctricos viables para el uso diario. “Las oportunidades que se abren con los textiles termoeléctricos son enormes y este avance puede tener un gran beneficio social”, afirma Müller.
El campo de los polímeros conductores
La investigación en polímeros conductores ha crecido exponencialmente en los últimos años. Estos polímeros poseen una estructura química que permite la conducción de electricidad similar al silicio, pero ofrecen la flexibilidad y ligereza de los plásticos. Estos materiales se están estudiando no solo para textiles inteligentes, sino también para aplicaciones en células solares, dispositivos del Internet de las Cosas (IoT), realidad aumentada, robótica y electrónica portátil. Además del equipo de Chalmers, existen otros dos grupos de investigación en esta universidad dedicados a explorar aplicaciones de estos polímeros.
Este avance abre la puerta a una nueva generación de textiles funcionales, que podrían convertirse en elementos clave en la sostenibilidad y la ecología al reducir la dependencia de baterías y metales raros, promoviendo al mismo tiempo innovaciones en el uso de la energía generada por el propio cuerpo.
Más información: www.chalmers.se
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