La quema de leña, en este caso en estufas domésticas, produce más contaminación que todo el tráfico rodado: la noticia no es nueva, pero ahora es oficial gracias al gobierno británico, que ha dado a conocer nuevos datos, según los cuales el aporte de pequeñas partículas contaminantes de esta actividad, aunque ha disminuido del 38 al 17%, sigue siendo uno de los principales contribuyentes a la degradación atmosférica.
En cambio, el transporte por carretera representa el 13% (la industria manufacturera y la construcción representan el 27%). Los datos muestran que las diminutas partículas PM2,5 producidas por la combustión de madera aumentaron un tercio entre 2010 y 2020, alcanzando las 13.900 toneladas anuales.
El 8% de este volumen procede de los hogares, el 95% de los cuales también utilizan otras formas de calefacción. Los datos se basan en una encuesta realizada en 50.000 hogares, que proporcionó información sobre el uso de estufas de leña.
Según el informe, las partículas (conocidas por causar importantes daños a la salud y muerte prematura al alojarse en el corazón, el cerebro y otros órganos) han experimentado un gran cambio desde finales de la década de 2000: la cantidad emitida por la combustión de carbón, la industria y los vehículos ha disminuido considerablemente, mientras que la cantidad emitida por la combustión de madera doméstica y la combustión de biomasa por parte de la industria ha aumentado considerablemente.
Las cifras del gobierno se basan en pruebas de laboratorio de estufas de leña y han causado alarma entre algunos grupos, que han pedido que se prohíba la venta o la instalación de estufas.
Además, otros estudios recientes han atribuido al menos la mitad de la exposición de la población a las partículas cancerígenas al uso de estufas de leña: un informe afirma que incluso las estufas más ecológicas de los últimos tiempos siguen emitiendo 750 veces las partículas que salen del tubo de escape de un camión moderno.
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