
El calor y el peso del niño pueden incrementar la liberación de estos compuestos, exponiéndolos a mayores niveles mientras duermen.
- Altos niveles de químicos tóxicos en colchones infantiles.
- Ftalatos, retardantes de llama y filtros UV liberados al aire.
- Niños más expuestos por su mayor tasa de inhalación y contacto piel-boca.
- Estudios en 25 habitaciones infantiles confirmaron presencia de más de dos docenas de estos compuestos.
- Riesgos para la salud: daños hormonales, neurológicos y reproductivos.
- Normativas insuficientes en EE. UU. y Canadá.
- Falsa sensación de seguridad: retardantes de llama ineficaces para prevenir incendios.
- Urge la vigilancia de los fabricantes.
Detectan niveles preocupantes de químicos tóxicos en colchones infantiles
Una reciente investigación científica ha revelado la presencia de niveles alarmantes de compuestos tóxicos en colchones comunes para niños, lo que representa un riesgo directo para la salud infantil. Estos productos, utilizados diariamente, emiten al ambiente sustancias como ftalatos, filtros ultravioleta (UV) y retardantes de llama, que se liberan al aire y pueden ser inhaladas o ingeridas al adherirse al polvo.
El estudio, titulado “Young Children’s Exposure to Chemicals of Concern in Their Sleeping Environment: An In-Home Study”, fue realizado por el Green Science Policy Institute de California y publicado en la revista Ecotoxicology and Public Health. La investigación midió la calidad del aire en las habitaciones de 25 niños de entre 6 meses y 4 años y analizó 16 marcas de colchones infantiles disponibles en el mercado.
¿Por qué son especialmente vulnerables los niños?
Los resultados muestran que los niños presentan una exposición significativamente mayor a estos compuestos respecto a los adultos. Esto se debe a:
- Su tasa de inhalación hasta 10 veces mayor por kilogramo de peso corporal.
- Una superficie cutánea tres veces más grande en relación a su peso.
- Comportamientos típicos de la infancia como el contacto frecuente mano-boca y el morder objetos.
Estas características fisiológicas y conductuales facilitan la absorción de químicos que, aunque sean semivolátiles, logran difundirse desde los materiales del colchón hacia el aire circundante.
Sustancias identificadas y riesgos para la salud
Entre los compuestos detectados se encuentran:
- Ftalatos: plastificantes que aportan flexibilidad a materiales plásticos. Asociados a daños en la fertilidad, alteraciones hormonales y malformaciones genitales.
- Retardantes de llama: utilizados para reducir la inflamabilidad, aunque con beneficios cuestionables y riesgos confirmados. Vinculados a disminución del coeficiente intelectual, problemas neurológicos y hormonales.
- Filtros UV: presentes en textiles para evitar la degradación del color, pero con posibles efectos negativos sobre el sistema endocrino.
La investigación destacó que incluso colchones con fundas no plásticas mostraron presencia de estos químicos, lo que confirma la contaminación a nivel de los materiales internos.
Regulaciones insuficientes y fabricantes poco responsables
A pesar de las evidencias científicas sobre la toxicidad de estos compuestos, no existen límites federales claros sobre el uso de retardantes de llama en colchones en Canadá o Estados Unidos. Algunos tipos de ftalatos están restringidos en productos infantiles, pero las políticas actuales permiten que muchos de estos compuestos sigan presentes.
Los fabricantes suelen añadir retardantes de llama bajo la premisa de cumplir normativas de inflamabilidad. Sin embargo, numerosos expertos, incluidos bomberos y organizaciones de salud pública, han señalado que estos aditivos no aportan protección real contra incendios y sí incrementan la exposición a sustancias peligrosas.
La falta de transparencia en la producción agrava el problema. Las marcas analizadas no fueron especificadas, pero se indicó que se trataba de productos económicos (menos de 150 dólares estadounidenses), fabricados con materiales provenientes de países como Turquía, México, China y otros no identificados.
Este hallazgo subraya la necesidad de replantear los procesos de fabricación de productos de uso cotidiano y optar por alternativas más sostenibles. Algunas acciones clave que pueden contribuir a un entorno más seguro y ecológico son:
- Desarrollo de materiales libres de químicos tóxicos, como fibras naturales sin tratamientos agresivos.
- Fomentar la economía circular, priorizando el reciclaje de materiales y evitando el uso de sustancias contaminantes.
- Implementación de certificaciones ambientales estrictas para colchones y productos textiles infantiles, como GOTS (Global Organic Textile Standard) o OEKO-TEX.
- Educación al consumidor sobre la importancia de elegir productos sin ftalatos ni retardantes de llama innecesarios.
- Impulso a la investigación en nuevas tecnologías de fabricación que combinen seguridad, salud y sostenibilidad.
Adoptar estas medidas no solo reduce la exposición a contaminantes, sino que también favorece la transición hacia un modelo de consumo responsable y respetuoso con el medio ambiente, alineado con los principios de la economía verde y la salud pública.
Más información: Young Children’s Exposure to Chemicals of Concern in Their Sleeping Environment: An In-Home Study | Environmental Science & Technology Letters
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