Emplea antenas comunes en dispositivos cotidianos (móviles, televisores, etc.) adaptadas como sensores, reduciendo costos y consumo energético. A diferencia de otras narices electrónicas con cientos de sensores, esta utiliza una sola antena con un recubrimiento especial, lo que la hace más económica y ecológica.
Nariz artificial para detectar frutas dañadas, carne en mal estado y enfermedades
El desarrollo de una nariz artificial capaz de identificar alimentos en mal estado y enfermedades es un avance significativo en el uso de la tecnología para resolver problemas cotidianos y de salud pública. Esta innovación combina tecnología de sensores y antenas con algoritmos avanzados para ofrecer una herramienta eficaz y sostenible.
El olfato en la historia de la salud
Aunque históricamente el olfato ha sido útil para detectar enfermedades como la peste o la tuberculosis, la nariz humana no tiene la sensibilidad suficiente para ser un instrumento confiable en diagnósticos médicos. Ahora, gracias a los avances tecnológicos, un sensor inspirado en el olfato humano podría llenar este vacío.
La tecnología detrás de la nariz artificial
La base de esta innovación radica en la tecnología de antenas, comúnmente utilizadas en dispositivos como teléfonos móviles, televisores y computadoras. Según Michael Cheffena, profesor de telecomunicaciones en NTNU, estas antenas pueden tener funciones adicionales al ser combinadas con sensores, lo que las convierte en herramientas versátiles para aplicaciones más allá de la comunicación.
En el caso de esta nariz artificial, el equipo de NTNU en Gjøvik ha trabajado en un sistema que utiliza una sola antena recubierta con un material especial. Esto contrasta con otros dispositivos electrónicos similares, que suelen necesitar cientos de sensores y un alto consumo de energía. La solución propuesta es más económica, eficiente y sostenible.
Alta precisión en la detección
El investigador Yu Dang destaca que el sensor desarrollado tiene una precisión del 96,7 % al identificar diferentes gases. Esto lo coloca al nivel, e incluso por encima, de las mejores narices electrónicas existentes. El funcionamiento del sensor se basa en la emisión de señales de radiofrecuencia en varias frecuencias, analizando cómo se reflejan estas señales dependiendo de los compuestos orgánicos volátiles presentes.
Compuestos orgánicos volátiles y su importancia
Los compuestos orgánicos volátiles (COV) son gases emitidos por todos los seres vivos y muchos materiales. Ejemplos comunes son el olor de la hierba recién cortada o los vapores de gasolina. Estos compuestos son difíciles de identificar debido a la gran cantidad de combinaciones posibles y la existencia de isómeros, compuestos con la misma fórmula molecular pero con estructuras atómicas diferentes. La nariz artificial supera este desafío, mostrando un rendimiento excelente incluso con estos compuestos complejos.
Posible aplicación en la detección de enfermedades
Aunque el sensor ha sido probado principalmente en frutas dañadas y carne de diferentes edades, los investigadores ven un gran potencial en el ámbito de la salud. Al ajustar los algoritmos para identificar huellas únicas de gases asociados con ciertas enfermedades, el dispositivo podría detectar condiciones como el cáncer o cambios peligrosos en los niveles de azúcar en sangre, de manera similar a como lo hacen algunos perros entrenados.
Sostenibilidad y futuro
Este tipo de tecnología destaca no solo por su precisión, sino también por su impacto ambiental reducido. Al utilizar una infraestructura tecnológica ya existente y limitar el uso de materiales, representa un avance hacia un futuro más sostenible en el diagnóstico de enfermedades y la seguridad alimentaria.
Este desarrollo promete revolucionar cómo detectamos problemas en alimentos y nuestra salud, ofreciendo una herramienta que combina innovación tecnológica con sensibilidad ecológica.
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