El futuro de la movilidad está evolucionando rápidamente, y si bien la propiedad de un coche sigue siendo la norma, la transición hacia un modelo más eficiente y ecológico podría ser inminente.
Casi la mitad de los jóvenes estadounidenses no quiere tener un coche
Los estudios y encuestas bien realizados pueden proporcionar información valiosa sobre las tendencias que están dando forma a la industria automotriz. Se sabe que los estadounidenses no confían completamente en los automóviles autónomos, que siguen prefiriendo los coches de gasolina y que consideran innecesarias las pantallas para pasajeros. Sin embargo, un nuevo estudio revela un dato particularmente interesante: un gran porcentaje de los jóvenes estadounidenses no está interesado en poseer un automóvil.
La pregunta planteada fue directa: ¿En qué medida estaría dispuesto a renunciar a la propiedad de un vehículo en favor de una solución de Movilidad como Servicio (MaaS) completamente disponible? La consultora Deloitte entrevistó a 286 personas de entre 18 y 34 años en Estados Unidos, así como a 392 personas en el Reino Unido, 2.116 en el sudeste asiático, 246 en Corea del Sur, 191 en Japón, 404 en India, 344 en Alemania y 261 en China.
Al menos un tercio de los participantes en todas las regiones indicó que estaría algo dispuesto, dispuesto o muy dispuesto a prescindir de la propiedad de un coche. En Estados Unidos, el 44 % de los encuestados afirmó estar preparado para renunciar a su vehículo personal. La cifra más baja de la encuesta fue del 35 % en Alemania, un país con una fuerte cultura automovilística. En el otro extremo, el 70 % de los encuestados en India expresó su preferencia por una solución MaaS en lugar de poseer un coche propio.
Si bien para los entusiastas de los automóviles estos resultados pueden parecer sorprendentes o incluso preocupantes, hay varios factores a considerar. Primero, el tamaño de la muestra es relativamente pequeño en comparación con los más de 334 millones de habitantes de Estados Unidos. Segundo, el contexto geográfico influye significativamente: no es lo mismo vivir en una ciudad como Nueva York, donde conducir es una carga, que en una zona rural de Oklahoma, donde un coche es casi imprescindible. Tercero, la diferencia entre estar «algo dispuesto» y «muy dispuesto» no es menor.
Impacto
Este cambio en la percepción de la movilidad personal podría tener implicaciones significativas para la sostenibilidad y la ecología. La transición hacia modelos de Movilidad como Servicio puede contribuir a la reducción de la huella de carbono, disminuyendo la necesidad de fabricar nuevos automóviles y promoviendo un uso más eficiente de los recursos. La implementación de flotas de transporte compartido electrificadas podría significar una disminución sustancial en las emisiones de CO2, siempre que estas soluciones sean impulsadas por energías renovables.
Resistencia a los coches eléctricos y la autonomía total
El mismo estudio reveló otros aspectos interesantes sobre la percepción de los automóviles eléctricos y la tecnología autónoma. De los 937 encuestados en Estados Unidos, el 62 % manifestó preferir que su próximo coche sea de combustión interna, mientras que solo el 5 % optaría por un vehículo eléctrico (EV). Un 20 % eligió un vehículo híbrido, y un 6 % se inclinó por un híbrido enchufable.
Este dato es revelador, ya que a pesar del impulso que está recibiendo la electrificación del transporte, la adopción de coches eléctricos sigue siendo baja. Factores como la infraestructura de carga insuficiente, la autonomía de las baterías y el precio elevado continúan siendo barreras para una mayor aceptación de los EV.
Por otro lado, el 52 % de los encuestados expresó preocupación por la operación de robotaxis completamente autónomos en sus ciudades, mientras que un 64 % manifestó inquietud sobre el uso de vehículos comerciales autónomos en autopistas. Esto indica que, aunque la movilidad compartida gana adeptos, la idea de un transporte sin conductor aún no está completamente aceptada por el público general.
Un futuro de movilidad más sostenible
El desinterés de los jóvenes por la propiedad de vehículos personales y su apertura hacia soluciones de movilidad compartida pueden marcar un punto de inflexión en el modelo de transporte actual. La combinación de transporte compartido electrificado, energías renovables y optimización del espacio urbano podría reducir considerablemente el impacto ambiental del sector automotriz.
A medida que las ciudades invierten en infraestructura para movilidad sostenible, la dependencia de los coches privados podría disminuir. Sin embargo, es necesario abordar los desafíos relacionados con la transición, incluyendo la mejora de los sistemas de transporte público, el desarrollo de políticas de incentivo para la movilidad sostenible y la confianza del público en las tecnologías emergentes.
Vía deloitte.com
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