Actualizado: 05/07/2024
Investigadores de Empa quieren desarrollar un nuevo tipo de material aislante a partir de materias primas vegetales o productos de desecho que pueda fijar permanentemente el CO2 que contiene mediante un tratamiento térmico especial y actuar así como sumidero de CO2. Además, una vez llegada a su vida útil los edificios, este «biocarbón» y el CO2 que contiene pueden utilizarse en agricultura para aumentar la fertilidad del suelo. La prometedora idea convenció a varias instituciones financieras, que ahora apoyan financieramente el concepto.
Material aislante vegetal como sumidero de CO2
La contaminación por dióxido de carbono es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad, y captarlo de la atmósfera o del suelo se está convirtiendo en un grave problema para el planeta. En un intento de encontrar una solución a este problema, investigadores suizos del Laboratorio Federal de Ciencia y Tecnología de Materiales (Empa) han desarrollado el «biocarbón». Un material aislante de origen vegetal capaz de captar y fijar el dióxido de carbono.
Fabricado a partir de residuos forestales y agrícolas, este nuevo material crecería de forma natural y podría enterrarse y mejorar la fertilidad del suelo tras su uso.
¿Qué es el biocarbón?
El biocarbón es un carbón vegetal que captura CO2 y enriquece los suelos. Ya descubierto en el Amazonas, este proceso no es nuevo. Los suelos antropogénicos, la «terra preta dos Indios», son muy productivos y están enriquecidos con materia orgánica estable. En estas regiones, enterrar la materia orgánica en suelos pobres o arcillosos no es algo nuevo. En los suelos tropicales, se sabe que el biocarbón tiene un efecto en la captura de dióxido de carbono. El biocarbón inventado por los suizos podría permitir transponer este dispositivo a los suelos de las zonas templadas, y eso es una pequeña revolución. Para ello, los investigadores de la Empa quieren desarrollar un nuevo tipo de material aislante fabricado a partir de residuos vegetales. Fijaría el CO2 contenido en el suelo, gracias a un tratamiento térmico específico.
Nuevo material.
Este nuevo «biocarbón» funciona como sumidero de CO2, y al emplear este material en la construcción, podría utilizarse tras la demolición para fertilizar el suelo.
Mediante el uso de carbón vegetal en la construcción de edificios, no sólo se captura CO2 mientras está en forma material, sino que se convierte en abono cuando se derriba el edificio. El sector de la construcción es uno de los más contaminantes del mundo. Es responsable de cerca del 40% del consumo mundial de energía, el 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el 36% de los residuos producidos en la Unión Europea. Trabajar en nuevos materiales sensores de CO2, y preferiblemente fabricados a partir de residuos, es por tanto un gran reto para el planeta. Las emisiones de gases de efecto invernadero también se producen durante el uso de estos edificios construidos con materiales tradicionales. Por tanto, encontrar formas de reducir estas emisiones de gases de efecto invernadero durante la construcción es una cuestión crucial en la lucha contra esta contaminación latente.
Fijar el CO2 de forma sostenible.
El Laboratorio de Materiales y Componentes Energéticos para Edificios de Empa tiene previsto utilizar residuos agrícolas y forestales para fabricar materiales de construcción aislantes.
La mayor parte del carbono absorbido por las plantas durante el crecimiento se fija en la biomasa en forma de dióxido de carbono. El dióxido de carbono puede fijarse permanentemente mediante un tratamiento térmico especial. De este modo, queda ligado al carbón vegetal y puede absorber gases de efecto invernadero durante toda su existencia. Una vez demolido, el carbón puede utilizarse directamente en el campo, donde aumenta la fertilidad del suelo. Permanece estable durante cientos o incluso miles de años.
Ten en cuenta que otros materiales de construcción de origen vegetal, como la madera o el aislamiento de celulosa, vuelven a liberar el dióxido de carbono almacenado cuando se descomponen. Se trata de una buena noticia para el planeta, aunque el responsable del estudio cree que la comercialización no será «para mañana». De hecho, aún quedan muchos factores por mejorar para que este nuevo material sea realmente eficaz en la captura de emisiones de CO2.
Más información: www.empa.ch
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