Para muchos, la perdida de su perro, es una de las experiencias más traumáticas de sus vidas.
Cuando las personas que nunca han tenido un perro ven a sus amigos llorar la pérdida de una mascota, probablemente piensen que todo es un poco exagerado; después de todo, es «sólo un perro».
Sin embargo, los que han querido a un perro saben que no «sólo es un perro».
Muchas personas confiesan con culpabilidad que se afligen más por la pérdida de un perro que por la pérdida de amigos o familiares.
Los investigadores ha confirmado que para la mayoría de las personas, la pérdida de un perro es, en casi todos los sentidos, comparable a la pérdida de un ser querido humano. Por desgracia, nuestra cultura no incluye muchos rituales de duelo, ni esquelas en el periódico local, ni servicios religiosos, que nos ayuden a superar la pérdida de una mascota, lo que puede hacer que nos sintamos más que avergonzados de mostrar demasiado dolor en público por nuestros perros muertos.
Tal vez si la gente se diera cuenta de lo fuerte e intenso que es el vínculo entre las personas y sus perros, este tipo de duelo sería más aceptado. Esto ayudaría enormemente a los propietarios de perros a integrar la muerte en sus vidas y les ayudaría a seguir adelante.
Un vínculo entre especies como ningún otro.
¿Qué tienen los perros, exactamente, para que los humanos se vinculen tanto con ellos?
Para empezar, los perros han tenido que adaptarse a la convivencia con los humanos durante los últimos 10.000 años. Y lo han hecho muy bien: Son el único animal que ha evolucionado específicamente para ser nuestros compañeros y amigos.
El antropólogo Brian Hare ha desarrollado la «hipótesis de la domesticación» para explicar cómo los perros se transformaron de sus ancestros los lobos grises en los animales socialmente capacitados con los que ahora interactuamos de forma muy parecida a como lo hacemos con otras personas.
Tal vez una de las razones por las que nuestras relaciones con los perros pueden ser incluso más satisfactorias que nuestras relaciones humanas es que los perros nos proporcionan una retroalimentación positiva incondicional y acrítica.
Esto no es casualidad. Han sido criados selectivamente durante generaciones para que presten atención a las personas, y las resonancias magnéticas muestran que los cerebros de los perros responden a los elogios de sus dueños con la misma intensidad que a la comida.
Los perros reconocen a las personas y pueden aprender a interpretar los estados emocionales de los humanos sólo a partir de la expresión facial. Los estudios científicos también indican que los perros pueden entender las intenciones humanas, intentar ayudar a sus dueños e incluso evitar a las personas que no cooperan con sus dueños o los tratan bien.
No es de extrañar que los humanos respondan positivamente a ese afecto, ayuda y lealtad no correspondidos. El mero hecho de mirar a los perros puede hacer sonreír a la gente. Los dueños de perros obtienen una puntuación más alta en las medidas de bienestar y son más felices, por término medio, que las personas que tienen gatos o que no tienen ninguna mascota.
Un miembro de la familia.
No es de extrañar que los dueños de perros los echen tanto de menos cuando no están. La pérdida de un perro es tan dolorosa porque los dueños no sólo pierden a la mascota. Puede significar la pérdida de una fuente de amor incondicional, de un compañero principal que proporciona seguridad y consuelo, y tal vez incluso de un protegido que ha sido tutelado como un niño.
La pérdida de un perro también puede alterar gravemente la rutina diaria de su propietario, de forma más profunda que la pérdida de la mayoría de los amigos y familiares. Para los propietarios, sus horarios diarios, incluso sus planes de vacaciones, pueden girar en torno a las necesidades de sus mascotas. Los cambios en el estilo de vida y la rutina son algunas de las principales fuentes de estrés.
Aunque la muerte de un perro es horrible, los propietarios de perros se han acostumbrado tanto a la presencia tranquilizadora y sin prejuicios de sus compañeros caninos que, en la mayoría de los casos, acaban por buscar una nueva mascota.
Y además, como curiosidad, un nuevo estudio explora las mejores formas de apoyo en el duelo, encontrando que los animales son más útiles que los humanos para proporcionar apoyo.
Deja una respuesta