Actualizado: 30/08/2022

En el desierto de Karakum, en Turkmenistán, cerca del pequeño pueblo de Darvaza, donde viven unas 350 personas, hay un agujero de 70 metros de diámetro que lleva ardiendo más de 50 años.
Aunque técnicamente se llama Pozo de Darvaza, los lugareños lo conocen como «Puerta del Infierno». Su ardiente resplandor puede verse desde kilómetros de distancia. Uno de los lugares destruidos y abandonados por el hombre.
El Pozo de Darvaza se creó en 1971 cuando una plataforma de perforación soviética perforó accidentalmente en una enorme caverna subterránea de gas natural, lo que provocó el colapso del suelo y de toda la plataforma de perforación.
Tras perforar una bolsa de gas, los gases venenosos comenzaron a liberarse a un ritmo alarmante.
Para evitar una posible catástrofe medioambiental, los soviéticos prendieron fuego al agujero, pensando que dejaría de arder en unas semanas. Décadas después, el pozo de fuego sigue ardiendo, en contra de las expectativas de los soviéticos.

Sorprendentemente, a pesar del nombre del cráter y de las llamas siempre presentes, la gente acude al desierto para visitar el lugar, que se ha convertido en un sitio turístico.
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