Una cirugía para salvar la vida de un ave poco común. Un buitre salvaje ha sido operado recientemente en Viena para implantarle una pata biónica.
Cuando aún era un polluelo, Mia sufrió una importante lesión en su pata derecha. Sus padres habían utilizado lana de oveja para mantener unido el nido, y algunas de las fibras se enredaron alrededor del tobillo de la joven buitre. Con la pata estrangulada y sin oxígeno, sus dedos empezaron a morir.
Afortunadamente para Mia, un equipo de veterinarios trató su lesión. Sin embargo, la pata no tenía arreglo; una amputación la dejó con la pata derecha terminada en un muñón.
Para un quebrantahuesos, la falta de una pata es una sentencia de muerte, porque el ave no podrá alimentarse. Con una envergadura de 2,6 metros, estas raras aves, catalogadas como «casi amenazadas» por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, son unas de las mayores aves depredadoras nativas de Europa, África y Asia.
Estos buitres necesitan unas patas fuertes para levantar su propio peso corporal y apoderarse de sus presas.
Estaba claro que esta rara ave no podría sobrevivir mucho tiempo en su estado actual.
Dr. Oskar Aszmann, cirujano reconstructor de MedUni Vienna
Un equipo de veterinarios, dirigido por Sarah Hochgeschurz, de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, se puso en contacto con Aszmann para pedirle ayuda. Aszmann es un experto en reconstrucción de extremidades, pero nunca se había realizado un procedimiento de este tipo en un ave.
El diseño de una prótesis para un ave depredadora planteaba una serie de retos únicos. Una prótesis desmontable no habría sido lo suficientemente duradera como para soportar el castigo diario al que la sometería una rapaz. Cualquier prótesis tendría que ser capaz no sólo de agarrar a la presa, sino también de soportar el impacto de un aterrizaje de un ave tan grande.
Así que el equipo diseñó para Mia un implante a medida que se montaría directamente en el hueso de la pata.
Mediante una técnica denominada osteointegración, los cirujanos instalaron un anclaje metálico en el hueso de la pata de Mia, en el lugar donde solía estar el tobillo. Con el tiempo, el hueso crece en los hilos metálicos del ancla, «integrando» la varilla metálica en el esqueleto de Mia.
A continuación, el equipo fijó su prótesis al ancla. En lugar de tener la forma de una pata de ave artificial, la pata biónica del buitre es un cilindro de goma negro que hace que Mia parezca que ha pisado accidentalmente un rollo de sushi.
Está diseñado para que Mia pueda agarrarse tanto a las superficies como a las presas, pero también para que actúe como amortiguador en los aterrizajes más suaves. El diseño cilíndrico pretende minimizar la posibilidad de que se tuerza y se dañe la pata cuando se enganche a las ramas, y el anclaje metálico integrado en el hueso proporcionará a Mia un alto nivel de respuesta táctil, según Aszmann.
La operación requirió anestesiar a Mia durante más de dos horas, pero fue un éxito.
Hizo los primeros intentos de caminar después de sólo tres semanas, y la prótesis estaba en plena carga después de seis semanas. Hoy, el quebrantahuesos puede volver a aterrizar y caminar utilizando ambas patas, lo que lo convierte en el primer «pájaro biónico».
Dr. Oskar Aszmann
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