Los refugios de montaña de todo el mundo parecían hechos por el mismo patrón, hasta que aparecieron dos nuevas construcciones en los Alpes. Con la nueva generación de albergues de montaña se apuesta por llevar la belleza arquitectónica, la complejidad técnica y la sostenibilidad hasta el techo de la Europa central.
A 3.817 metros de altitud, y camino del Mont-Blanc, se alzan las primeras líneas del Refuge de Goûter, que pronto se convertirá en el más futurista y ecológico del mundo.
El refugio del futuro.
El Goûter bebe de la montaña. La electricidad que necesitan sus hasta 120 huéspedes se genera a través de los paneles fotovoltaicos situados en sus fachadas, y se almacena en un grupo de baterías para las horas en las que no hay sol. La calefacción proviene de las células térmicas, que se encargan también de derretir la nieve acumulada en una plataforma que puede albergar hasta 24.000 litros de agua.
Los ingenieros tuvieron que renunciar al uso de la energía eólica porque los molinos no hubieran soportado los fuertes vientos que se dan a esta altitud y que pueden alcanzar los 240 km/h. Esa fue también la razón por la que los arquitectos optaron por crear una estructura cilíndrica y muy compacta, la mejor manera de soportar las fuertes corrientes de aire.
Un total de 192 piezas de madera de 550 kilos cada una forma la estructura principal del refugio. Cortadas a medida en el valle, fueron transportadas una a una en helicóptero hasta el lugar de construcción, donde se fueron encajando como si de bloques de Lego se tratara. Según explica el arquitecto suizo Hervé Dessimoz, jefe del proyecto, la elección del material se hizo teniendo en cuenta que la madera es mucho más cálida, ligera y resistente que el cemento.
Además de las placas solares, un fino vestido de acero y unos amplios ventanales en el piso del restaurante cubren el esqueleto del refugio, dando al edificio el aspecto de un diamante puro que se integra en el paisaje nevado.
Uno de los mayores quebraderos de cabeza para los ingenieros del Goûter fueron los lavabos, explica Dessimoz. Querían aseos en todas las plantas por lo que el sistema de compostaje que se utiliza en la mayoría de albergues no era posible, ya que sólo son factibles en la planta baja. Finalmente, se decidieron por un modulo de tratamiento de residuos húmedo, similar al que se utiliza en la marina. Un sistema de succión que permite reducir la descarga de de agua hasta cuatro veces. Los residuos líquidos se depuran mediante un tratamiento biológico que permite expulsarlos a la naturaleza libres de bacterias, mientras que los sólidos se acumulan y se bajan al valle en helicóptero dos veces cada temporada.
Nueva generación de refugios.
La senda de los refugios de montaña futuristas la marcó el año pasado el Monte Rosa, situado en los Alpes suizos a 2.883 metros sobre el nivel del mar. Aunque este albergue de aspecto galáctico gasta tres veces menos energía que el refugio al que sustituyó, esta temporada será incluso más eficiente al probar con la gestión remota de su consumo. Controlado desde Zúrich, a más de 200 kilómetros de distancia, el sistema tendrá en cuenta la previsión meteorológica y la ocupación del refugio para usar sólo la cantidad de electricidad y calefacción necesarias.
La construcción de Le Goûter, en letargo durante la temporada de invierno, se reanudará en junio y estará acabada en el verano de 2012.
Deja una respuesta