Actualizado: 29/05/2021
A menos de una hora en coche desde Bangalore, la tercera ciudad de la India, y casi inadvertido para los turistas, se extiende el árbol que aspiró a convertirse en bosque o, al menos, al que muchos confundirían con uno. Es el Thimmamma Marrimanu, ejemplar que figura entre los más extensos del mundo, con más de 19.000 metros cuadrados.
El mérito, además de al propio ejemplar y a que su especie –el baniano– sea el árbol nacional de la India, al que nadie osa quitar una sola hoja, se debe también al lugar sobre el que se asienta y al trabajo que realizan sobre él operarios de la zona que guían sus raíces a través de postes, refuerzan las ramas más pesadas y garantizan que su árbol no se queda sin agua y sigue creciendo. En estos momentos, lo hace a un ritmo de unos 15 centímetros al año.
Con ese crecimiento, la extensión que ha alcanzado su copa se entiende mejor cuando se conoce la longevidad de este árbol: más de quinientos años. Es más, los hindúes de la zona ponen fecha y motivo a su nacimiento, creando sobre el Thimmamma Marrimanu toda una leyenda. Se dice que se originó en 1433, y que lo hizo de uno de los mástiles de una pira funeraria a la que una mujer, Thimmamma, se arrojó después de en ella muriera su marido.
De ese mástil, siguiendo con la leyenda, surgiría este árbol que cuenta hoy con más de 4.000 raíces y que se llega a confundir con un bosque por la fisonomía de la especie, conocida también como higuera de Bengala y asociada con las divinidades hindúes Brahma, Visnú y Siva. Además, en homenaje a Thimmamma, en el núcleo de este baniano, bajo su follaje, se aloja un templo.
Así, el baniano no crece desde el suelo, como la mayoría de especies, sino que lo hace a la inversa después de germinar en un muro o en otro árbol sobre el que va extendiendo trenzas hasta que llega al suelo. Entonces, se aferra a la tierra, se endurece y, acaba por engullir al ejemplar sobre el que creció para continuar expandiendo sus ramas en horizontal e ir repitiendo la misma operación, con nuevos troncos que se aferran al suelo creando la ilusión de estar ante una gran arboleda.
Con toda su leyenda, Thimmamma Marrimanu continúa creciendo lentamente en un claro entre montañas en las proximidades de Anantapur, donde los hindúes siguen acercándose a él para plagar sus ramas de lazos, como manda la tradición, y convertirlo incluso en lugar de peregrinación. Y es que en este baniano, uno de los muchos que crecen en la india, ven los lugareños propiedades mágicas para que maldiciones caigan sobre quien le corta una hoja o, en sentido inverso, para aumentar la fertilidad de las parejas sin hijos.
Fotos holidayiq.com – theworldofinterestingfacts – avalokarts
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