Actualizado: 05/07/2024
¿Quién dice que el progreso no se puede detener? Desde luego, no los fabricantes de automóviles, que desde la crisis del chip tienen que luchar contra la tecnología y a veces se ven obligados a tomar decisiones radicales que nos devuelven a un mundo automovilístico algo más analógico.
El último ejemplo viene de Toyota: debido a la persistente escasez de semiconductores, de hecho, el gigante del Sol Naciente entregará a los clientes japoneses las clásicas llaves mecánicas en lugar de las ya extendidas «llaves inteligentes».
Volver a los viejos tiempos.
Pero sólo para evitar males mayores, como explica la propia Toyota: «Como la escasez de semiconductores continúa, esta medida provisional tiene como objetivo suministrar coches a los clientes lo más rápidamente posible«, reza una nota oficial recogida por Reuters.
Y si el problema afecta al primer fabricante mundial, es fácil comprender el alcance que tiene.
No solo eso: consciente de la experiencia posterior a la catástrofe de 2011 en Japón (el terremoto y el maremoto que devastaron la región de Tōhoku y provocaron la catástrofe nuclear de Fukushima), a lo largo de los años la empresa había almacenado de forma preventiva una gran cantidad de semiconductores, pudiendo así hacer frente a la emergencia mejor que otros competidores.
No obstante, Toyota ha anunciado en los últimos días una revisión a la baja de los volúmenes de producción mundial para el año fiscal que termina en marzo de 2023: la producción final será inferior a los 9,7 millones de unidades previstas precisamente por la crisis del chip.
Una película que ya se vio el año pasado, cuando en octubre la empresa había rebajado sus estimaciones en un 3% (y luego las redujo aún más a principios de 2022), de nuevo por la escasez de semiconductores y la propagación del coronavirus en el sudeste asiático.
Peugeot y Volkswagen.
El movimiento de Toyota no es un caso aislado.
Hace algún tiempo, por ejemplo, fue noticia el caso de Peugeot, que había decidido sustituir la instrumentación digital del 308 por las clásicas esferas analógicas, precisamente para sortear los cuellos de botella generados por la escasez de chips y garantizar, con el consiguiente descuento en el precio, las entregas a los clientes.
Pero mientras la dinámica del sector obliga a una «vuelta a lo básico», hay quienes lo hacen por decisión propia, escuchando la vox populi: es el caso de Volkswagen. A pesar de un futuro cada vez más marcado por el software y la digitalización, Thomas Schäfer, director general de la marca de Wolfsburgo, ha anunciado recientemente en un post en LinkedIn que quiere recuperar los botones «de toda la vida» en el volante, en lugar de los botones táctiles con respuesta al tacto. Una revolución (inversa) que podría comenzar con los próximos modelos.
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