Actualizado: 08/07/2021
Turbinas de 200 metros de altura, 50 metros de aspa, una potencia de hasta 50 megavatios y de bajo coste. Es el futuro de la energía eólica que, para poder competir con otras fuentes sostenibles, necesita avanzar hacia estructuras de más altura y de potencia superior a las que se comercializan actualmente, que se sitúan en torno a los 8 MW.
“Las turbinas más grandes son necesarias para captar energía a un coste asumible”, asegura en este sentido Todd Griffith, miembro de ARPA-E, programa desde el que se trabaja para desarrollar la tecnología eólica del futuro, pensada para instalaciones marítimas. La Universidad de Virginia y la empresa Sandia National Laboratories impulsan este proyecto para el Departamento de Energía de Estados Unidos.
Frente a las turbinas eólicas actuales, esta iniciativa pretende diseñar el aerogenerador más grande del mundo. Para que esto sea posible, el equipo optará por un nuevo concepto de aspa llamado SUMR (rotores segmentados ultraligeros) que admite mayores tamaños. Esto, a su vez, se traduce en un considerable aumento de potencia, de los entre 5 y 10 MW actuales hasta los 50 MW.
Inspiradas en una palmera incluso en la alineación de la carga, las aspas de hasta 50 metros se adaptan a la velocidad del viento y se recogen cuando este alcanza velocidades que pueden suponer un riesgo. Este diseño tiene más ventajas, entre ellas que se logra mitigar tanto la fatiga de las palas, como las tensiones del sistema, lo que se traduce directamente en un ahorro de costes de producción.
Las aspas convencionales, explica Griffith, “son costosas en términos de producción, despliegue y mantenimiento más allá de los 10-15 MW. Deben de ser rígidas, para evitar fatigas y eliminar el riesgo de caídas de torres ante rachas de viento fuerte. Estas aspas rígidas son pesadas y su masa, que está directamente relacionada con el coste, genera todavía más problemas a escalas extremas debido a la gravedad”, pone el experto en contraste lo que ofrece hoy el mercado, con lo que puede llegar a ofrecer.
Además, estas turbinas marinas sobre las que trabajan expertos del ámbito académico y empresarial estadounidense contarán con otra ventaja: lejos de construirse en una sola pieza, se fabricarán en secciones acoplables. Esto redundará todavía más en los costes, en este caso de transporte e instalación, de un aerogenerador que aspira a ser de bajo coste y, al mismo tiempo, el más grande del mundo.
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