La energía solar es una buena opción ya que tiene un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en nuestra economía familiar.
Apostar por formas alternativas de producir y consumir energía siempre ha sido una necesidad debido a la limitación de los recursos, pero hoy en día lo es cada vez más. El aumento constante de los niveles de contaminación, el agotamiento de los recursos y la subida de los precios de la luz provocan que cada vez más gente se decante por el autoconsumo de energía. Y dentro de esta opción, lo más frecuente es optar por la energía solar. Con la popularización de este sistema se hicieron frecuentes también los mitos y bulos que tratan de desprestigiar el uso de este tipo de energía. Sin embargo, utilizar el Sol de esta forma para conseguir energía barata, segura y renovable es una muy buena opción.
Hay quién dice que este tipo de instalaciones son costosas y poco rentables, pero la realidad es muy diferente. Si bien es cierto que como cualquier instalación grande, supone un gasto; este se amortiza con creces. Los primeros años se tardará en amortizar la inversión, pero a partir de ahí la electricidad será totalmente gratis. De otra forma toda la vida se está sujeto a pagar el recibo de la luz, sea cual sea su precio.
Hablando de gastos muchas personas también temen el llamado «Impuesto al Sol». Se trata de un impuesto recogido dentro del Real Decreto 900/2015, pero este solo afecta a instalaciones conectadas a redes que superen los 10 kW de potencia, por lo que la mayoría de viviendas unifamilares están exentas. Y aunque se aplicase, el ahorro con respecto a una factura normal sigue compensando.
Más allá de lo puramente económico, abastecernos con energía solar es muy positivo para el planeta y para nuestra salud. Estaremos contribuyendo a reducir nuestra huella de carbono y evitando todos los efectos negativos que se derivan de otros tipos de energías y su extracción. Si todo el mundo optase por el autoconsumo y las energías renovables, la calidad de vida de todos/as sería muy superior.
Otro de los mitos que es necesario desmentir y que en muchos casos se debe al desconocimiento es la creencia de que las placas solares solo funcionan si hace sol. Cuanto más sol y calor haga mayor rendimiento darán, pero también funcionan perfectamente aunque no veamos la luz. Así que una vez instalado, no tendremos que hacer nada más allá de las revisiones anuales obligatorias, que aseguran el buen funcionamiento y seguridad de la instalación privada.
Y una vez que los paneles terminen su vida útil, pasados los años, deshacerse de ellos tampoco contamina al medioambiente, ya que los paneles se pueden reciclar casi completamente (en torno a un 90%). Esto es así porque están compuestos de vidrio y aluminio.
En resumen, la energía solar sí vale la pena, ya que tiene un efecto positivo no solo en el medioambiente sino también en nuestra economía personal. Al no necesitar mucho mantenimiento y ser fáciles de instalar, es una opción sencilla y factible para muchas familias.
Joan Manuel dice
Vale la pena, y podria valerlo mas si la compensación por producción no se perdiera mes a mes…. eso te hace limitar el número de placas que pones si no quieres regalar a las eléctricas montón de dinero… al menos hasta que bajen las baterías..
Y sobre todo vale la pena desde el punto de vista moral, y ves el equivalente en árboles plantados en el programita que te mide la producción y te pone los equivalentes en CO2…. Piensas que si todo el mundo hiciera así, otro gallo cantaría…