Un nuevo estudio revela que las ventanas rellenas de agua podrían causar un gran impacto en el ahorro de energía y la reducción de las emisiones de carbono a nivel mundial.
Cuando se trata de mejorar la eficiencia energética de los edificios, las ventanas son un gran desafío. Un científico británico ha diseñado un nuevo tipo de ventana más eficiente – una que está llena de agua.
Hay dos problemas principales con las ventanas convencionales. Por un lado, la mayoría de ellas permiten que el calor se escape durante el invierno, obligando a la calefacción a funcionar constantemente. Por otro lado, permiten que la luz del sol entre durante el verano, generando calor que hace que el aire acondicionado tambien sea constantemente necesario.
El Dr. Matyas Gutai, profesor de arquitectura en la Universidad de Loughborough, cree que sus ventanas de «vidrio llenas de agua» (WFG) pueden resolver estos problemas.
Cada ventana contiene una lámina vertical de agua, sellada entre dos láminas de vidrio. A medida que la luz del sol pasa a través del vidrio, calienta el agua, evitando así que la habitación se caliente tanto como lo haría normalmente.
Una vez que alcanza una temperatura lo suficientemente alta, esa agua calentada por el sol es bombeada fuera de la ventana, viajando a través de tuberías en la pared a un tanque de almacenamiento en otra parte del edificio. El agua más fría es bombeada simultáneamente al WFG, para reemplazar la que fue bombeada.
Cuando la temperatura exterior desciende, el agua caliente almacenada se bombea de nuevo fuera del tanque y dentro de las tuberías, calentando la habitación mediante la radiación de calor a través de las paredes. Alternativamente, ese agua caliente también se puede usar en los grifos del edificio, reduciendo la necesidad de hacer funcionar el calentador de agua.
Aunque se necesita algo de electricidad para bombear el agua de un lado a otro, Gutai afirma que su instalación sigue usando mucha menos energía que los sistemas de calefacción y aire acondicionado que se necesitarían para mantener las mismas temperaturas de la habitación en las mismas condiciones.
De hecho, sobre la base de simulaciones informáticas, se estima que un edificio equipado con WFG (que usa una bomba de calor en el sistema), usaría hasta un 72 % menos de energía que un edificio similar equipado con ventanas de doble acristalamiento y sistemas de calefacción tradicionales.
Gutai nos dice que en invierno, en climas bajo cero, se podría evitar que el agua se congele añadiendo una hoja de vidrio adicional con una capa aislante de gas argón sellada en su interior. Añade que la luz solar y el calor de la habitación también deberían ayudar a evitar que el agua se congele, aunque si todo lo demás fallara, un sistema automatizado podría bombear toda el agua de la ventana si las temperaturas fueran demasiado bajas.
Además, como el sistema sellado no permite la entrada de oxígeno o de microorganismos, las algas no deberían ser un problema. Y como beneficio añadido, a diferencia de otros sistemas, el WFG no requiere sombras externas como persianas, ni tampoco es necesario colorearlas. Lo que es más, el vidrio lleno de agua es, según se informa, muy bueno para bloquear el sonido.
El vidrio es actualmente una desventaja en los edificios ya que afecta al consumo de energía, el confort térmico, la acústica y otros aspectos. WFG cambia este paradigma y convierte el vidrio en una oportunidad para la construcción sostenible. Nos muestra que pensar holísticamente sobre los edificios y sus componentes conduce a un entorno construido más eficiente y sostenible.
Un artículo sobre su último estudio – que fue realizado en colaboración con el Dr. Abolfazl Kheybari de la Universidad alemana de Kaiserslautern – fue recientemente publicado en el Energy and Buildings Journal.
Más información: www.lboro.ac.uk
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