Actualizado: 06/07/2022
Un equipo científico inglés ha dado un nuevo nuevo giro al aprovechamiento de la energía solar con la creación de un papel que captura esa energía gracias a cianobacterias. Estas se han utilizado como tinta para su impresión con una impresora de inyección sobre nanotubos de carbono conductores de electricidad (también impresos). Las bacterias no solo sobreviven el proceso, sino que tras él son capaces de hacer la fotosíntesis, que es lo que permite la captación de energía.
Los creadores, un equipo integrado por investigadores del Imperial College London, la Universidad de Cambridge y Central Saint Martins, se refieren al avance como un dos en uno: biobatería y panel solar. Y, con él, parecen dispuestos a romper algunos de los límites con los que ha topado hasta ahora un área de investigación en auge: la bioenergía fotovoltaica (BPV, por sus siglas en inglés).
Así, con este papel que, con una superficie equiparable a la de un iPad, aporta energía suficiente para alimentar una bombilla LED o un reloj digital, se puede poner fin a las dificultades para escalar cualquier avance basado en BPV. El hecho de haber empleado para estos experimentos una impresora disponible para la venta está detrás de la sencillez de escalar esta tecnología.
Ideada inicialmente como papel para forrar las paredes, la innovación no solo tiene más potenciales usos sino que puede impulsar cambios. Entre ellos, los autores del hallazgo destacan las opciones que se abren para nuevos sensores hechos íntegramente en papel y, en especial, para la industria de la salud. “Podría inaugurar una era de sensores de papel desechables para monitorizar indicadores de salud como el nivel de glucosa, en el caso de pacientes diabéticos”, explica Andrea Fantuzzi, una de las participantes en este proyecto.
Otro ejemplo de los posibles usos que podría tener este papel sería como medidor de la calidad del aire en el interior de una vivienda, pero camuflado en el empapelado de la pared. “Cuando finalizara su trabajo, solo sería necesario quitarlo de la pared y dejarlo en el jardín para que se biodegrade, sin ningún impacto sobre el medioambiente”, según Marin Sawa, trambién integrante del equipo.
Además de funcionar gracias a la fotosíntesis de las cianobacterias, que producen electricidad tanto de día como de noche, estos equipos a base de impresión reducen los costes de manera significativa, lo que facilitaría el aprovechamiento de esta innovación, también en países en vías de desarrollo.
Hasta entonces, el equipo sigue trabajando. Tras comprobar los resultados en papel del tamaño de un palmo, la siguiente meta está en realizar pruebas con un A4, para determinar la potencia a mayor escala. Entretanto, los investigadores ya avanzan que su invento no reemplazará las células solares a gran escala. Frente a esto, la orientación básica de este papel es su aprovechamiento para equipos de dimensiones reducidas y para aplicaciones que requieran pequeñas cantidades de energía que, así, serían más limpias, más económicas y, también, biodegradables.
Más información en Imperial College London.
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