Actualizado: 05/07/2024
El diseño sustituye las baterías de los sistemas de servidores por plantas vivas para demostrar cómo la tecnología podría formar una relación simbiótica con la naturaleza.
Ilja Schamle, graduado en diseño por la Academia de Diseño de Eindhoven (Países Bajos), ha creado un proyecto para poner de relieve cómo la energía renovable derivada de las tomateras podría usarse para hacer funcionar un servidor en la nube.
El proyecto pretende explorar cómo la tecnología podría formar una relación simbiótica con la naturaleza. A su vez, el calor generado por el ordenador ofrece temperaturas de crecimiento óptimas para los tomates. El diseño se exhibió en la exposición de graduados Missed Your Call en la Semana del Diseño de Milán.
Según Schamle, el sistema, que recibe el nombre de Warm Earth, está pensado para un hipotético futuro apocalíptico (o utópico, según se mire) en el que la gente tenga que recurrir a las plantas vivas como fuente de energía alternativa.
Tener todo Internet funcionando con plantas, no sería posible con la forma en que estamos usando los servidores ahora mismo y con la cantidad de contenido que hay. No podríamos funcionar de esta manera y esa es una realidad muy dura. Puede ayudarnos a entender cuánta energía se necesita para hacer funcionar estos sistemas y lo lejos que estamos de ellos.
Ilja Schamle.
Schamle prevé que las tomateras vivan dentro de armarios de servidores tradicionales. Los tomates y los servidores estarían conectados por el conducto de ventilación, con un ventilador que ayudaría a canalizar el aire caliente del ordenador, convirtiéndolo en un invernadero para los tomates. También pretende poner de relieve el concepto de recuperar los centros de datos de ser entidades externas y traerlos de vuelta a nuestros hogares.
Al mismo tiempo, los tomates proporcionarían energía al ordenador a través de la tecnología de pila de combustible vegetal-microbiana que convierte a los vegetales en baterías. La tecnología ha sido desarrollada por investigadores de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos, y utiliza los excesos de azúcares y proteínas que quedan tras la fotosíntesis.
Estos excesos salen de las raíces como residuos y son descompuestos por las bacterias del suelo. Una vez descompuestos, la energía se libera en forma de electrones que pueden aprovecharse como electricidad. Estos electrones son captados por una rejilla colocada en el fondo de la maceta, que actúa como conductor.
Actualmente, el servidor tiene energía suficiente para albergar un solo sitio web. Desde el punto de vista poético, el servidor pone en primer plano las preguntas sobre el impacto de nuestra infraestructura de red en el entorno natural.
Deja una respuesta