
La innovadora trampa flotante para los desechos marinos en el río más largo de Italia ha recogido 540 kg de basura. El 80% de los residuos proceden del continente.
540 kg de residuos, de los cuales 92 son sólo de plástico. Este es el «botín» capturado en sólo cuatro meses, en el río Po, por el proyecto experimental de la Fundación para el Desarrollo Sostenible, Corepla y Castalia.
La iniciativa, bautizada como «Il Po d’Amare», comenzó el año pasado con un ambicioso objetivo: probar en el río más largo de Italia un innovador sistema de captura de residuos marinos para interceptar estos residuos antes de que puedan llegar al mar.
En el Mediterráneo, de hecho, cada día acaban toneladas de basura, en su mayoría plástico, y los ríos (junto con los residuos urbanos) son la principal vía usada por estos contaminantes.
Para fortalecer el frente de prevención, la Fundación y los dos consorcios han instalado un sistema de barreras flotantes (Seasweeper) a 40 km de la desembocadura, capaces de retener los residuos sin interferir con la flora y la fauna.

El proyecto, realizado en colaboración con la Confederación Hidrográfica del Po, ha dado los resultados esperados, tal y como explicaba Edo Ronchi, presidente de la Fundación para el Desarrollo Sostenible:
Ha conseguido demostrar que es posible interceptar los residuos antes de que lleguen al mar y se conviertan en un grave problema medioambiental. Una vez en el mar, los residuos en contacto con el agua salada son difíciles de reciclar y, al mismo tiempo, los plásticos se transforman en peligrosos microplásticos.
De julio a noviembre de 2018 las barreras fluviales diseñadas por Castalia, combinadas con el uso de barcos de calado reducido («Sea Hunter»), han permitido recuperar ocho grandes bolsas de residuos.

La fracción más grande es el plástico, principalmente el polietileno. El resto son residuos vegetales y algunos envases de vidrio.
El material recogido se envió para su reciclaje después de la clasificación y separación de las diferentes fracciones, y el granulado de polímero obtenido de los residuos plásticos fue finalmente enviado a una empresa inglesa para la construcción de una cabaña.
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