Actualizado: 28/10/2017
Dos tercios de Alemania abastecidos de energía procedente, solo, de fuentes renovables. Era el objetivo trazado por el Gobierno germano para más allá de 2035, pero se adelantó al domingo 30 de abril, una jornada en la que el país exhibió los resultados de su Energiewende (la iniciativa para la transición energética), y en la que la energía limpia disponible fue tanta que, durante horas, los precios fueron negativos.
Los resultados de la iniciativa durante ese domingo llegaron incluso a mejorar ese porcentaje, con el sol, el aire, la biomasa y la energía hidráulica aportando hasta el 85% de la energía del país durante el mediodía, en concreto sobre las 2 de la tarde. El sol y, después, el aire, fueron los que más sumaron en una jornada de práctico apagón de las nucleares y de la quema de carbón.
Aunque el apagón no fue total, lo cierto es que durante el 30 de abril las centrales de carbón produjeron alrededor de 8 gigavatios de energía, lo que estableció un récord en la historia reciente del país, en el que hacía mucho que no se registraba un nivel tan bajo de quema de carbón para la producción de energía.
En la misma línea, las nucleares quedaron prácticamente vetadas y redujeron su salida de energía en hasta un 40%. De hecho, muchas optaron directamente por no operar, sin que esto provocara ninguna merma de energía, lo que permite predecir que el objetivo del Gobierno alemán de prescindir de las nucleares en 2022 va en la buena dirección.
Este día consagrado a las renovables mostró la fortaleza de la producción energética por estas vías en Alemania. Así, la entrada de energía procedente de fuentes limpias fue tanta que la oferta superó la demanda, lo que tiró los precios tan a la baja como para situarlos en negativo durante horas.
Lo ocurrido el 30 de abril “será completamente normal” en 2030, aseguró Patrick Graichen, director de Agora Energiewende, quien explicó esta idea en la profundización cada vez mayor en el Energiewende (el programa de transición energética), una apuesta tan sólida que cuenta con una inversión anual superior a 1.500 millones de euros, solo para investigación en energías limpias.
Los objetivos del esfuerzo del Gobierno alemán están trazados y fijados en un calendario que plantea que el 80% de la energía proceda de fuentes renovables en 2050. Más próximo en el tiempo, para 2025, se persigue que este porcentaje se aproxime ya al 40%. Entre una y otra fecha se sitúa 2035, un año en el que el ejecutivo germano espera que el sol, el aire, la biomasa y otras fuentes sostenibles aporten cerca del 60% de la energía que se consuma en el país, un porcentaje que se superó con solvencia el 30 de abril.
Deja una respuesta