Actualizado: 11/05/2021
Creada específicamente para la feria Chart, Algae Dome es una construcción cuyas miras van mucho más allá de su exhibición en ese evento. Esta instalación de cuatro metros de altura en forma de cúpula, que se recubrió de 320 metros de tubos por los que fluían 450 litros de algas, se convirtió “santuario de aire puro” en Copenhague durante los días que duró la feria (del 1 al 3 de septiembre). Sin embargo, sus promotores ven mucho más músculo en la idea y apuntan a que sus virtudes para sustituir el dióxido de carbono por oxígeno no deberían pasarse por alto.
A paradas de autobuses que sigan este modelo y aprovechen estas capacidades de las algas dirigen su mirada los creadores de este sistema que, aseguran, podría limpiar de dióxido de carbono y de óxido de nitrógeno el aire alrededor de los nudos de transporte de los lugares con mayores niveles de contaminación en países como India o China.
Es, al menos, lo que sugieren Aleksander Wadas, Rafal Wroblewski y Anna Stempniewicz, arquitectos de la Real Academia de Bellas Artes que crearon Algae Dome para el laboratorio danés SPACE 10. Durante la feria en la que se presentó, la instalación persiguió el objetivo de educar sobre las algas, en particular sobre su habilidad para atajar la contaminación a través de la fotosíntesis.
Por ello, convertir el Algae Dome en un espacio atractivo y habilitado para caminar en su interior fue una máxima en su diseño para la feria, en la que conjugó su función en la promoción del valor de las algas, con la de “zona de purificación del aire”.
Pero las posibles aplicaciones de las algas y de sistemas análogos a este diseño van más allá, si es que liberar el aire de sustancias nocivas no fuera bastante. “Algae Dome puede tener usos futuros como vía para la producción de superalimentos, de pienso, de fertilizantes, de materiales de construcción y de biocarburantes”, apuntan desde SPACE 10 para, de lo general, pasar a lo más concreto.
Así, además de parada de autobús para la regeneración del aire, esta estructura innovadora “podría ser una fuente alternativa y sostenible de alimentación en países en vías de desarrollo”, así como un punto para el tratamiento de aguas residuales procedentes de la industria de la agricultura, y para la producción de biofertilizantes o de suplementos de alimentación para animales con la biomasa resultante.
Por ello, Algae Dome, ese oasis efímero del que se pudo disfrutar en Dinamarca, tiene avales para convertirse en duradero. “Es la prueba del concepto de la sostenibilidad en la arquitectura y de cómo podemos usar diferentes materiales para encarar algunos de los principales problemas sociales, económicos y políticos”, según Stempniewicz, una de las impulsoras de esta creación, tan espectacular como útil.
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