Actualizado: 14/07/2021
El megaproyecto solar de Riad plantea retos considerables. Los científicos de la Ciudad Rey Abdulaziz para la Ciencia y la Tecnología están tratando de resolver algunos de sus grandes problemas.
Cuando Arabia Saudí y Softbank anunciaron el mayor proyecto solar del mundo, un plan faraónico para construir 200 GW de paneles solares en el desierto, una de las primeras críticas fue la dificultad para su mantenimiento.
Un sistema de este tipo requiere una atención especial, tanto por su tamaño como por el lugar de instalación. Por eso, los ingenieros de King Abdulaziz City for Science and Technology (KACST) ya se han puesto a trabajar: el objetivo principal es hacer que la futura planta -que cubrirá una superficie dos veces mayor que la de Hong Kong- sea resistente a las difíciles condiciones del desierto. Empezando con las posibles tormentas de arena que golpearán sus estructuras.
De hecho, el equipo de científicos está probando paneles solares en el laboratorio bajo diversas tensiones físicas. Simularon los efectos de una tormenta de arena sobre los módulos fotovoltaicos en una cámara cilíndrica para comprobar su durabilidad, mientras que otras máquinas demostraron su resistencia mecánica a los golpes.
Estos no son, por supuesto, los únicos retos que el sueño fotovoltaico saudí tendrá que resolver: para gestionar la cantidad de energía que el proyecto planea producir, los expertos sostienen que el Reino tendrá que invertir grandes cantidades de dinero para mejorar su red eléctrica y construir instalaciones de almacenamiento de baterías a gran escala.
«Podemos hacerlo«, explicó Adel al-Sheween, director del laboratorio solar de la ciudad tecnológica, refiriéndose a la gran ambición del proyecto. «Llevará tiempo, pero tenemos todas las materias primas: sol, tierra y, sobre todo, voluntad«.
La ciudad tecnológica saudí se construyó hace unos treinta años en una aldea cercana a la capital para llevar a cabo investigaciones sobre energía limpia. Pero sólo ahora parece haber tomado el impulso adecuado. Un impulso impulsado tanto por la necesidad de diversificar la economía interna como por la puramente geopolítica.
Como explica James Dorsey, experto en Oriente Medio de la Escuela de Estudios Internacionales de San Rajaratnam en Singapur. «El problema con Arabia Saudita es que Irán y Qatar tienen reservas de gas que ustedes no tienen. Esta es una de las razones por las que la energía renovable se incluye prominentemente en el programa de reforma del Príncipe Mohammed: no sólo para preparar económicamente al reino para un futuro post-petrolero, sino también para asegurar su continua importancia geopolítica.»
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