Un equipo de investigadores canadienses ha creado la primera batería flexible y lavable del mundo. El dispositivo sigue funcionando incluso cuando se estira al doble de su longitud normal.
La nueva batería flexible de UBC puede soportar hasta 39 lavados.
Puedes doblarla, retorcerla, tirar de ella e incluso lavarla, pero la batería elástica de la Universidad de la Columbia Británica (UBC) seguirá funcionando.
El mérito es del equipo de ingenieros dirigido por el profesor Dr. John Madden, que ha creado un nuevo sistema de almacenamiento flexible.
El dispositivo se creó en respuesta a la creciente necesidad de fuentes de alimentación para la electrónica vestible: prendas y tejidos de alta tecnología con múltiples funciones, como el seguimiento de la salud o la recarga de smartphones. Esta nueva tendencia en el mundo de la ropa requiere fuentes de energía flexibles y fáciles de integrar. Por eso, en los últimos años han surgido infinidad de prototipos a muy pequeña escala, con potencial para ser explorados.
Pero la batería elástica de los laboratorios de la UBC ofrece algo nunca visto. Hasta ahora no se podían lavar. Pero esta es una característica clave para soportar las exigencias del uso diario.
Una pizca de goma, zinc y manganeso.
Para lograrlo, el grupo puso en práctica una serie de avances estructurales y químicos.
En las baterías tradicionales, las capas internas son materiales duros encerrados en una «cáscara» rígida.
Los ingenieros de la universidad canadiense han conseguido que los compuestos clave, en este caso el dióxido de zinc y el manganeso, sean extensibles. ¿Cómo? En primer lugar, se trituran en pequeños trozos y luego se incorporan a un polímero gomoso, el poli(estireno – isobutileno – estireno) o SIBS.
El resultado es un dispositivo compuesto por capas ultrafinas de SIBS envueltas en una carcasa del mismo polímero.
Este diseño crea un sello hermético y estanco que garantiza su integridad incluso con un uso repetido. Y lo que es más importante, la nueva batería elástica no teme al agua. Hasta ahora, el dispositivo ha resistido 39 ciclos de lavado, pero los científicos planean mejorar aún más su durabilidad.
La elección de la química -dióxido de zinc y manganeso- también supone otra importante ventaja. Son compuestos seguros y no tóxicos que pueden entrar en contacto con la piel sin causar problemas. Además de ser materiales increíblemente baratos, por supuesto. La célula resultante tiene una capacidad específica reversible de 160 mAh por gramo de masa catódica activa. Por ello, los siguientes pasos incluyen el aumento del rendimiento.
Más información: onlinelibrary.wiley.com (texto en inglés).
Vía ubc.ca
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