Actualizado: 05/07/2024
Hoy nos disponemos a hablar sobre un tema que puede generar controversia en nuestras cocinas: el ajo crudo. A menudo asociado a sofritos y guisos en la dieta mediterránea, pocas veces nos detenemos a pensar en las propiedades del ajo cuando se consume en su estado natural, sin pasar por la sartén. Así que, ¿por qué no profundizar en los beneficios que este ingrediente milenario puede aportar a nuestra salud?
Los Beneficios del Ajo Crudo: Una Joya de la Naturaleza
El ajo, tanto crudo como cocinado, es una buena fuente de vitaminas y minerales. Sin embargo, cabe destacar que ciertas vitaminas pueden perderse al ser cocinadas, y aquí radica una de las razones por las que sugerimos su consumo crudo. Pero este no es el único motivo.
En su estado natural, el ajo contiene una sustancia llamada alicina, que se libera cuando cortamos el diente de ajo, otorgándole su característico y potente aroma. La alicina, más allá de su olor peculiar, tiene importantes propiedades para nuestra salud, gracias a su capacidad antioxidante. Al consumir ajo crudo, introducimos en nuestro organismo un guerrero contra los radicales libres, esas moléculas inestables que aceleran el envejecimiento celular y que están vinculadas a múltiples enfermedades.
Además, la alicina contribuye a regular los niveles de colesterol en sangre, favoreciendo la salud cardiovascular. No obstante, es necesario mencionar que también tiene un poder anticoagulante. Por ello, las personas que toman medicación anticoagulante deben consumir ajo con precaución para evitar un efecto potenciado.
Otro beneficio de la alicina que no podemos pasar por alto es su potencial efecto preventivo frente a ciertos tipos de cáncer. Aunque no conviene exagerar las propiedades beneficiosas de los alimentos, numerosos estudios apuntan a que el consumo de ajo puede ser beneficioso en la prevención de ciertas enfermedades.
Pero, ¿qué ocurre cuando cocinamos el ajo? Lamentablemente, el calor hace que la alicina se pierda, y con ella, todas estas ventajas. Por ello, a pesar de que el sabor del ajo crudo pueda resultar fuerte para algunos, es altamente recomendable incorporarlo en nuestras recetas. No es necesario masticarlo tal cual, podemos añadirlo a gazpachos, cremas frías o incluso calientes justo antes de servirlas.
El ajo también ha sido tradicionalmente usado en medicina popular por sus propiedades fungicidas y bactericidas, lo que añade aún más razones para incluirlo en nuestra dieta.
El ajo crudo es una joya de la naturaleza que no debemos pasar por alto. Incluyamos un diente de ajo aquí y allá en nuestras preparaciones, aprovechando sus múltiples propiedades en pro de nuestra salud. Recuerda, al fin y al cabo, que la mejor medicina es una buena alimentación.
Luis dice
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